Viviendo en San Borondón

Plantillas mínimas, máximas de políticos

¿Para cuando queda minimizar las costosísimas plantillas de políticos profesionales y que la administración se fundamente en el funcionariado existente, con sus plazas debidamente ganadas en concurso público u oposición?

José Fco. Fernández Belda

Como la situación política se está volviendo cada vez más exasperante, va irritando a cada vez más personas ante el espectáculo bochornoso que ofrecen nuestros políticos y sus ocurrencias para dar titulares.

Y no sólo es cuestión de que se haya puesto el foco mediático en los desvergonzados casos de corrupción, con un evidente sectarismo asimétrico según tendencias o intereses de las empresas periodísticas. “Ganaderías”, en su doble acepción, le llaman algunos. Comparando la película Casablanca con la situación española actual, aquí la justicia parece despertarse con la noticia de que muchos políticos roban y que su partido lo consiente o calla discretamente. Allá, el teniente Gerard detiene a los sospechosos habituales y cerrando el Ricky's Bar, por orden de la autoridad de conveniencia, con aquel “¡es que aquí se juega!”.

Ya va siendo hora de que la justicia no siga tuerta y realmente actúe como si creyera que todos los españoles son iguales ante la ley, no unos más iguales que otros. Hay que aplaudir con prudencia la excitación del celo de fiscales y jueces por dar curso a las investigaciones policíacas, algunas con años de olvido en empolvados archivos, aplicando aquella frase cínica de Jordi Pujol del “ahora toca” y poner término a la apariencia de impunidad de que gozan los políticos. Pero no conviene engañarse, ellos son fiel reflejo de la sociedad que los votó.

Tal vez por eso, los políticos suelen lanzar cortinas de humo para ocultar su incapacidad o desinterés en solventar o aliviar los problemas reales de los ciudadanos. Alejan el foco de los asuntos que únicamente a ellos les afectan, como representantes y como miembros de un partido político involucrado en corruptelas reales o en calumnias lanzadas por la oposición. Y es que la indignación generalizada crece, pero no en todas las personas por los mismos temas.

Un caso, que a mi entender es sólo una de cortina de humo ante la nadería gubernamental para no calificarlo como pura impertinencia demagógica, es la reciente propuesta del Partido Socialista Canario presentada por la diputada Gloria Gutiérrez, para establecer plantillas mínimas en los hoteles . Así sin más y con su PNL en ristre para parecer que hacen, cuando en realidad no hacen, no saben hacer pero quieren aparentar ser mas papistas que el Iglesias.

Plantillas mínimas, normalmente sobre dimensionadas y contrarias a la racionalidad económica, ya las regulan políticos y sindicalistas, valga la redundancia, para colocar a sus gentes allá donde pueden imponer su voluntad con la ayuda del boletín oficial. Unos, para ocupar a ciertos militantes. Los otros, para tener más gente liberada de la penosa labor de trabajar y producir, pero pagados por la empresa aunque trabajen para el sindicato en contra de quien les paga.

No es casualidad que CC.OO. se haya lanzado en plancha para apoyar esta iniciativa de la diputada socialista. Se reunirán para establecer cuantos empleados hace falta para servir un café, con la calidad que exigen las estrellas. Al fin y al cabo, si a los dueños o accionistas de los hoteles no les interesa, que se vayan a explotar trabajadores a otro lugar del planeta. Aquí, según el PSOE y de momento ese sindicato, nos sobra el empleo... ¡público!

Habrá gente desconocedora de lo que es el principio básico de la libre iniciativa empresarial para adecuar ingresos y gastos a la demanda real existente en cada momento, incluso puede que sean diputados en busca de salir en los papeles. Prefieren ineficientes empresas públicas, con déficit cubierto con impuestos, que la libre empresa, donde el emprendedor se juega su dinero y su patrimonio para sacarla adelante sin recurrir a subvenciones ni a corromper políticos o funcionarios.

Por ese riesgo que corre, las propias leyes laborales le reconocen al emprendedor el derecho a organizar su empresa como mejor estime conveniente, derecho y libertad esencial que el PSOE y Gloría Gutiérrez pretenden cercenarle por las bravas. Y eso a pesar de que saben, o debieran saber para ser dignos de ocupar un cargo público, que la experiencia histórica demuestra que ese tipo de medidas producirá a medio plazo un “progresista” desempleo.

¿Para cuando queda minimizar las costosísimas plantillas de políticos profesionales y que la administración se fundamente en el funcionariado existente, con sus plazas debidamente ganadas en concurso público u oposición? ¿Cuanta corrupción, generada por oportunismo y protección del partido, nos podríamos ahorrar? De momento me conformaría con que no estorbaran ni legislaran sobre lo que no debieran y desconocen, como sugería en 1957 la escritora de “La rebelión de Atlas”, Ayn Rand.

Plantillas mínimas, máximas de políticos

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