sucesos
Un muchacho de 17 años lleva una semana en coma tras recibir una paliza en un bar
Se desplomó en el Centro de Salud de Tauste (Zaragoza) sin que nadie reparara en él durante horas. Había acompañado a su tío, que también había sido agredido
Tiene 17 años, es vecino de Pradilla de Ebro (Zaragoza) y lleva una semana en coma por las graves lesiones craneoencefálicas que sufrió por una paliza que le propinaron cuando estaba en un bar de Tauste, localidad próxima a Pradilla.
Los médicos luchan por salvar la vida de este menor de edad, al que mantienen en coma inducido para intentar que su cerebro sea capaz de recuperarse. El estado de salud del muchacho, sin embargo, es muy grave y se teme por su vida.
Los hechos se produjeron en la madrugada del pasado día 25. El joven entró en un bar de Tauste en el que coincidió con un tío suyo, Iñaki E., de 35 años.
Cuando ambos se encontraban en el establecimiento surgió una pequeña disputa con otros dos jóvenes que estaban allí. Tras un mero cruce de palabras, uno de estos le propinó un botellazo a Iñaki E., que cayó desplomado al suelo. A continuación, los otros dos jóvenes la emprendieron con el menor de edad, con puñetazos y patadas, tras lo que los agresores abandonaron el local.
Tío y sobrino se marcharon al Centro de Salud de Tauste. El muchacho, aparentemente, se encontraba bien y quien presentaba las heridas más visibles era su tío. Una vez en el Centro de Salud, mientras estaban curando a este hombre, el sobrino se fue a una sala de espera en la que se desplomó y ahí permaneció, inconsciente, durante horas sin que nadie reparara en él y en su gravísimo estado.
El tío se marchó cuando fue curado dando por hecho que su sobrino ya se había ido a casa. También abandonaron el Centro de Salud los sanitarios que se encontraban de servicio.
A la mañana siguiente, el joven fue encontrado en la sala de espera del Centro de Salud y, según indicó la familia, el médico que le atendió se limitó a dar por hecho que estaba bajo los efectos de alcohol o drogas y avisó a los padres para que acudieran a por él. Sin embargo, el joven seguía aturdido y empezó a sufrir convulsiones, por lo que los padres volvieron a llevarlo al centro de salud, donde le remitieron al Hospital Clínico de Zaragoza. Allí comprobaron la gravedad de su estado y el alcance de las lesiones craneoencefálicas que realmente sufría y que le mantienen desde entonces en coma inducido.
Noticias relacionadas