de la política a la judicatura

Belloch, estudiante por puñetas

Con 65 años cumplidos y después de 25 sin ejercer como juez, Belloch se reengancha a la Judicatura. Reconoce que le va a tocar estudiar para reciclarse en leyes y «estar a la altura»

Belloch, estudiante por puñetas efe

roberto pérez

A Juan Alberto Belloch el tránsito de la toga al escaño y del escaño a la toga le ha salido redondo y sin interrupciones . Entró en política con paso firme de la mano del PSOE de Felipe González tras pasar por la antesala del Consejo General del Poder Judicial. Promocionó en el partido de forma acelerada hasta conseguir la hasta entonces insólita —y desde entonces, única— condición de biministro de Justicia y de Interior. Supo nadar y mantenerse a flote en las pantanosas aguas de la corrupción que acompañó a la etapa final del PSOE. Entre los casos más sonados, la rocambolesca tocata y fuga de Luis Roldán , aventura de viscosas entretelas. La huida del que había sido director general de la Guardia Civil acabó en exótico destino, en Laos, con Belloch capeando el toro desde el Gobierno. Tras pasar por la cárcel, el zaragozano Roldán ha tenido a Belloch como alcalde.

Tras su etapa gubernamental se quedó al calor del escaño . Primero en el Congreso; luego en el Senado. No fue hasta 1996 cuando se afilió al PSOE. Aunque abiertamente ligado al partido, hasta entonces había preferido no disfrutar de carné. Ahora acaba de meterlo en un cajón, anulado a decisión propia. Para reengancharse como juez le ha tocado prescindir de su afiliación de partido . No ha dudado: entre reengancharse a la toga con plaza y sueldo o seguir militando sin más en el PSOE —dice adiós a la política tras ver agotados sus apoyos internos— se ha inclinado abiertamente por lo primero.

Toga rescatada

El pasado jueves, Belloch desempolvó la toga con puñetas de la magistratura y se la ciñó de nuevo . Lo hizo para tomar posesión de su nueva plaza como magistrado de la Audiencia Provincial de Zaragoza . Mero protocolo porque —siguiendo el redondo círculo de sus planes— la normativa le permite agotar sus mandatos políticos; su nueva plaza de magistrado se le queda reservada. Belloch dice que ansía volver a la Judicatura, pero sin prisa: ha decidido agotar hasta el último minuto en sus escaños. Cuando en junio se constituya la nueva Corporación municipal tras las próximas elecciones, dejará de ser alcalde de Zaragoza —12 años seguidos en el cargo—; pero entonces le quedará su escaño en el Senado, del que no se irá hasta que no le quede más remedio, hasta que se agote la actual legislatura estatal .

Con 65 años cumplidos —los festejó el pasado 3 de febrero— el retiro profesional no le agrada.Y la Judicatura le permite cumplir ese deseo, porque la edad de jubilación, en estas lides, se estira hasta los 70.

En su currículum, su fulgurante etapa de juez pesa considerablemente menos que la del político encadenando cargos. Se estrenó en la Judicatura a los 26 años. La Gomera, primer destino. Diez años después era presidente de la Sala Segunda de lo Penal de la Audiencia de Bilbao. Poco después, en 1990, acariciaba ya la política al ser designado —a propuesta del PSOE— vocal del Consejo General del Poder Judicial, esa suerte de «maridaje» entre «el gobierno de los jueces» y los partidos.

Por tanto, fue juez en ejercicio práctico durante 15 años escasos, pero los 25 siguientes ha sido político encadenando cargos públicos y con la toga en el armario . De ahí que reconozca lo obvio: va a tener que estudiar para reciclarse. Y es que, mientras apura hasta el último minuto el tiempo que le ofrece su asiento de senador, al final no volverá a impartir Justicia hasta que se convoquen elecciones generales y se disuelvan las cámaras, previsiblemente a finales de este año.

La política ha sido su «primera residencia» en su vida laboral, pero ahora dice que no la siente como su «casa» profesional. Pese a los 25 años disfrutando de cargos públicos, asegura que lo que más le gusta es la Judicatura. «Vuelvo a casa tras un largo viaje a otros mundos, quizá demasiados años», declara.

Reciclaje acelerado

«Largo viaje» que, obviamente, l e obliga a reciclarse para recuperar los 25 años en los que ha estado apartado de la toga . Un escollo que, sin embargo, no le ha restado oportunidades a la hora de conseguir la apetecible plaza en la Judicatura que le otorgaron meses atrás, atendiendo su petición. Fundamentalmente, porque todo este tiempo en la política le ha contado como mérito de antigüedad en la magistratura . Ha disfrutado de la situación técnica de «servicios especiales», la misma en la que se mantiene hasta que deje el escaño del Senado. Este destino —reconocidamente cómodo— le deja tiempo libre suficiente —dice— para ponerse al día en leyes y así volver vestir otra vez la toga con eficacia. «Dedicaré mi tiempo a estudiar, como un chico —afirma Belloch—, y tendré que hacer mi programa de estudios para poder estar a la altura» en la Audiencia de Zaragoza.

Belloch, estudiante por puñetas

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