defensa
Inculcan a los cadetes de la Academia General el valor de «Los últimos de Filipinas»
El histórico Sitio de Baler, ejemplo de «capacidad de sacrificio»
Aguantaron hasta la extenuación, sitiados durante casi un año —337 días—, convencidos de que la guerra de Filipinas contra España no había terminado y de que su única salida era resistir, porque la deposición de las armas acabaría con sus vidas a manos de los sublevados por la independencia de las islas. Al final, su valor les supuso en gran medida salvar la vida. Diez meses después de que España hubiera claudicado y firmado el acuerdo por el que cedía Filipinas a Estados Unidos a cambio de 20 millones de dólares, la negociación dio lugar a un honroso acuerdo de rendición que les certificó como héroes.
Es la sintética historia del Sitio de Baler , conocido popularmente como «Los últimos de Filipinas». Épico episodio escrito en los años de la agonía final de lo que durante siglos había sido el imperio español.
Ahora, más de cien años después, aquellos militares son puestos como ejemplo de valor para los cadetes de la Academia General Militar (AGM), en Zaragoza. La Cátedra Cervantes, unidad encargada de organizar conferencias para complementar y completar la formación reglada de los cadetes en la AGM, ha dedicado una de sus charlas, específicamente, a inculcar a los cadetes la historia de «Los últimos de Filipinas» . Fue este miércoles, a cargo del coronel José Luis Gutiérrez Sánchez, perteneciente al Instituto de Historia y Cultura Militar del Ejército de Tierra.
Gutiérrez Sánchez, coronel de Artillería que trabaja en la Subdirección de Estudios Históricos del Instituto de Historia y Cultura Militar, fue el invitado para ilustrar a los cadetes de la AGM sobre aquel episodio histórico y sobre los avatares del medio centenar de soldados españoles que acabaron sitiados en la iglesia de la localidad filipina de Baler.
Algo más de medio centenar emprendieron el encierro de resistencia; 33 los finalmente supervivientes. Una acción que, según destacan en la AGM, merece recordar y seguir teniendo en cuenta, tomando como ejemplo a ese «pequeño grupo de soldados españoles» que «demostraron un valor, fuerza de voluntad y capacidad de sacrificio que alcanzó límites heroicos».
«Los últimos de Filipinas» se mantuvieron sitiados durante meses después de que España hubiera claudicado, dado por finalizada la guerra y por perdidas las islas. Pero ellos no supieron inicialmente de aquel acuerdo de paz y, después, cuando diversos emisarios se lo comunicaron, no creyeron que fuera cierto. Al final, se convencieron tras leer unas noticias en unos periódicos que quedaron abandonados y a su alcance.
Un acuerdo final, específico para garantizar la integridad de los últimos que quedaban con vida en la iglesia de Baler tras casi un año de resistencia, les convirtió en héroes. Fueron trasladados a Manila, reconocidos como héroes por las autoridades locales y trasladados a España. Arribaron en el puerto de Barcelona en los primeros días de septiembre de 1989.
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