sucesos
«Francotirador» con solo 13 años
Atemorizó al vecindario de varios bloques de viviendas de Calatayud que, durante días, se convirtieron en erróneo blanco de un muchacho que jugó tirando decenas de perdigonazos
Inquietó al vecindario de varios bloques de viviendas de Calatayud (Zaragoza) durante días han visto cómo fachadas, puertas y ventanas se convertían en blanco de decenas de impactos de perdigones. La Policía tuvo que intervenir y, al final, esta semana ha dado por resuelto el caso. El «francotirador» era un niño de 13 años que, cuando su madre no estaba en casa, jugaba con armas de perdigones que ella tenía ocultas en el piso.
Las denuncias de los vecinos de varios pisos hicieron que la Policía abriera una investigación. Cuando los agentes fueron a esas viviendas certificaron hasta 40 impactos en edificios que confluyen entre las calles Emilio Jimeno, Los Rubio Vergara y Benito Vicioso. Determinaron la trayectoria de los disparos y centraron sus pesquisas en un bloque desde el que estaban seguros que procedían los perdigonazos.
Al acudir a una de las viviendas, la mujer que les abrió reconoció tener armas de perdigones en casa. Y, a partir de ahí, se destapó que, sin saberlo ella, su hijo había dado con ellas y las utilizaba para jugar.
Al parecer, disparaba para hacer blanco a una botella de plástico. Pero los perdigonazos acababan yendo más allá, hacia las viviendas situadas en frente.
Todo se ha quedado en una travesura sin mayores consecuencias que los daños provocados por los impactos de perdigón en cristales, marcos, puertas y ventanas. De ellos tendrá que responder su madre, además del correspondiente expediente administrativo de sanción, porque las armas de perdigones han de contar con permisos preceptivos, nunca pueden ser utilizadas en zonas urbanas, habitadas, y su uso está prohibido para menores de 14 años.
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