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El Pirineo amenaza con otra riada del Ebro si se acelera el deshielo
Sus cumbres guardan 1.800 hectómetros cúbicos de agua en forma de nieve, un 53% más que la media de los cinco últimos años en estas fechas
El riesgo de inundaciones no ha pasado este año para los municipios ribereños del Ebro. Llevan cuatro en el último mes y aún no se han recuperado de la gran riada que ha dejado más de 100 millones de euros de pérdidas, pero el peligro se mantiene, concentrado fundamentalmente en la gran cantidad de nieve que se ha acumulado en la vertiente del Pirineo tributaria del Ebro. En estos momentos hay unos 1.800 hectómetros cúbicos en forma de nieve, que con el deshielo se traducirán en 1.100 hectómetros cúbicos de agua que acabarán en los ríos de la margen izquierda y, finalmente, en el Ebro.
Esa cantidad de nieve es más que considerable: un 53% más que la media de los cinco últimos años en estas fechas. De toda esa cantidad de nieve, al menos la mitad se concentra en tramos del Pirineo que vierten al tramo del Ebro que discurre por La Rioja, Navarra y Aragón, la zona que padece sistemáticamente las riadas.
El riesgo latente de una riada se desencadenará si, como ha ocurrido en numerosas ocasiones, se combinan altas temperaturas y lluvias intensas.
La experiencia demuestra que, en el Ebro, el peligro de inundaciones se prolonga principalmente de enero a junio. Coincidiendo con deshielos y lluvias intensas, algunas de las riadas que se han producido en el pasado reciente son las que ocurrieron en abril de 2007 o en junio de 2008, en vísperas de la inauguración de la Expo de Zaragoza.
El problema en estos momentos es que las defensas del río están muy deterioradas a lo largo de cientos de kilómetros de cauce, se han acumulado materiales de arrastre y el subsuelo acumula tal cantidad de agua que no tiene capacidad de drenaje. De ahí que urja reparar esas infraestructuras, acondicionar las márgenes, realizar tareas de limpieza, reconstruir y reforzar motas defensivas.
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