INUNDACIONES

Dos presas han evitado que la ruinosa riada del Ebro haya acabado en tragedia

Yesa e Itoiz evitaron que la crecida haya sido un 30% mayor y hubiera podido barrer pueblos enteros

Dos presas han evitado que la ruinosa riada del Ebro haya acabado en tragedia f. simón

R. P.

Pese a que el Ebro sigue adoleciendo de una limitada capacidad de regulación de caudales –excepto en el tramo catalán–, dos de las presas laterales de las que dispone esta cuenca han evitado que la devastadora riada que estos días han sufrido los municipios ribereños de Aragón, Navarra y La Rioja haya sido todavía mayor y haya provocado una tragedia. Se trata de las presas de Itoiz y Yesa, ambas en la margen izquierda, de la que llegan las mayores aportaciones que acostumbran periódicamente a desencadenar riadas.

Según los datos desvelados por la ministra de Agricultura y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, con estas dos presas se ha conseguido evitar que llegaran al río del orden de 800 metros cúbicos por segundo más de agua. De haber llegado, la riada habría sido un 30% superior, lo que con total seguridad habría barrido cascos urbanos.

Con el caudal que ha llegado, decenas de viviendas han resultado inundadas por empantanamiento, fruto de empantanamientos provodados por filtraciones y desbordamientos no violentos. Con un 30% más de caudales bajando por el Ebro, el río hubiera extendido su cauce incluyendo numerosos cascos urbanos y disparando las inundaciones con varios metros de altura en zonas habitadas.

García Tejerina ha apuntado este dato para destacar la necesidad de seguir apostando por la construcción de los embalses recogidos en el histórico Pacto del Agua de 1992, tras reprochar al PSOE haber paralizado esas obras durante los años que gobernó tanto en Aragón como en el conjunto de España.

La ministra ha indicado que es necesario retomar los dragados controlados del cauce del Ebro, después de que éste haya reducido considerablemente su capacidad tras más de diez años en los que esos dragados han estado prohibidos –a raíz de que se aprobara una normativa que sobreprotegió medioambientalmente el cauce–. Los datos demuestran que el Ebro se ha achicado de forma notable con el paso de los años: el 2 de enero de 1961, necesitó pasar con 4.130 metros cúbicos por segundo en Zaragoza para alcanzar los 6,3 metros de altura; en la madrugada del pasado lunes llegó a los 6,1 metros de altura con 2.610 metros cúbicos por segundo. Es decir, prácticamente la misma bravura, pese a llevar un caudal un 37% inferior.

Dos presas han evitado que la ruinosa riada del Ebro haya acabado en tragedia

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