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El Ebro volverá a desbordarse la próxima semana con su tercera riada en menos de un mes
La CHE anuncia una nueva crecida a partir del domingo y los daños en los cultivos se disparan
La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha anunciado una nueva crecida de este gran río. Tendrá lugar a partir del próximo domingo, según han desvelado los modelos predictivos del organismo de cuenca a partir de las previsiones de lluvias y temperaturas de los próximos días.
Será la tercera riada que vivirán los pueblos ribereños del Ebro en menos de un mes: la primera tuvo lugar entre los últimos días de enero y los primeros de febrero; y la segunda, esta semana.
Esto condena a miles de hectáreas de cultivo a seguir convertidas en pantanos durante un mes como mínimo. Los destrozos son considerables y la riada que se anuncia no hará más que agravarlos.
De hecho, esta crecida llega cuando muchos agricultores ni siquiera han podido entrar aún en sus campos desde hace más de dos semanas. No pueden pisarlos para comprobar cómo han quedado sus tierras de cultivo, porque siguen cubiertas por el agua o porque están convertidas en lodazales impracticables.
La situación no hace más que disparar las quejas de los pueblos ribereños, que llevan más de diez años reclamando una limpieza del cauce que no llega. La acumulación de sedimentos ha mermado considerablemente la capacidad de desague del tramo medio del Ebro, entre La Rioja, Navarra y Aragón, lo que hace que sean necesarias crecidas cada vez de menor entidad para que se produzcan desbordamientos y las consiguientes inundaciones.
Las inundaciones del Ebro ocurridas en lo que va de mes han anegado más de 10.000 hectáreas de campos a su paso por Navarra, La Rioja y Aragón. En miles de ellas aún no se habían descargado del agua de la primera riada y esta semana han vuelto a cubrirse por las de la segunda. Salvo que cambien mucho las previsiones, el agua volverá a cubrirlas a partir del domingo.
No es la primera vez que los municipios ribereños sufren una desastrosa cadena de riadas e inundaciones. En 2013, miles de hectáreas permanecieron cubiertas de agua durante meses por sufrir los efectos de varias crecidas seguidas del Ebro.
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