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Le amputan una mano por tardar más de dos meses en diagnosticarle un trombo
La Sanidad aragonesa, condenada a indemnizar al paciente con más de 200.000 euros
Un hombre de 37 años será indemnizado por la Sanidad pública aragonesa con más de 200.000 euros, tras más seis años de litigio por habérsele tenido que amputar una mano a causa de una mala atención médica.
El Tribunal Superior de Justicia de Aragón ha dictado sentencia en la que considera probado que hubo una negligencia que provocó la amputación de la extremidad. Negligencia que, además, fue reiterada en el tiempo: se tardó más de dos meses en hacerle el diagnóstico correcto, porque en ese tiempo no se le realizó ni una radiografía ni una ecografía del brazo, pruebas básicas que le hubieran evitado perder la mano. Por eso no le detectaron el trombo que le estaba causando una gangrena en la mano que al final resultó irreversible.
El caso ha sido llevado por la asociación Defensor del Paciente, que hoy ha dado cuenta de la sentencia que da la razón al hombre y condena a la Administración autonómica a pagarle 229.771 euros.
Los hechos se remontan a finales del año 2008. El 13 de diciembre de aquel año, cuando este hombre acudió al servicio de urgencias del Hospital de Barbastro (Huesca) con un fuerte dolor en la mano. Según las mismas fuentes, el facultativo que le atendió se limitó a indicarle que no tenía importancia y le recetó calmantes.
Cinco días después acudió a las urgencias del Centro de Salud de Graus (Huesca), ya que persistía el intenso dolor y la mano se había inflamado y ennegrecido. El médico que le atendió entonces tampoco vio necesario hacerle radiografías. Solo le vendaron la mano y le recomendaron que la tuviera en alto y que la ejercitara, abriendo y cerrando el puño.
El estado siguió empeorando y el 22 de diciembre de 2008 volvió al Hospital de Barbastro. Tampoco le hicieron radiografías, ni ecografías ni analíticas, y fue enviado a su domicilio. La mano presentaba ya una herida que requería de curas. Para que le realizaran una de ella acudió al Hospital de Barbastro el día 2 de enero de 2009, sin que revisaran la situación de su mano, y lo mismo ocurrió el 14 de enero, cuando volvió a ir al Hospital de Barbastro, pese a que en aquella ocasión el médico ni siquiera le pudo explorar debido al dolor que tenía el paciente.
Entre el 7 y el 15 de aquel mismo mes, el enfermo tuvo que acudir reiteradamente al Centro de Salud de Graus para que le practicaran curas. Su situación iba empeorando, pero no fue hasta el 20 de enero cuando, tras acudir de nuevo al Hospital de Barbastro, fue ingresado y poco después trasladado al Hospital San Jorge, de Huesca capital. Al llegar allí, los médicos «se sorprendieron de la situación en la que estaba su mano», han destacado desde la asociación Defensor del Paciente. Para entonces, la situación era ya irreversible y se la tuvieron que amputar el 5 de febrero.
Fue en el Hospital de Huesca donde rápidamente le detectaron el origen del problema: un trombo que tenía alojado a la altura de la clavícula, que desprendía pequeños trombos que fueron a la mano y obstruyeron el riesgo sanguíneo, causándole una gangrena.
«Todo ello se podía haber evitado con una radiografía o una ecografía del brazo en cualquiera de los muchos momentos previos en que el paciente acudió a los centros médicos», han explicado las mismas fuentes, que han precisado que el hombre, de 37 años, perdió la mano, requirió tratamiento psiquiátrico y ha quedado con una minusvalía del 56%.
A raíz de esos hechos, interpuso una reclamación administrativa contra el Gobierno aragonés, pero la Administración autonómica la desestimó. Eso le llevó a plantear una demanda judicial, que ha conducido a la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Aragón en la que ahora, seis años después, se le da la razón y se condena a la Sanidad pública regional a indemnizarle con 229.771 euros más intereses.
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