Un conductor recibe 9 multas de golpe por ir cargado de... caracoles

Un conductor ha recibido nueve multas de golpe, cada una por una infracción distinta y curiosamente ninguna por infringir el Código de Circulación. Las nueve se le han impuesto por otros motivos, tras haber sido parado por la Guardia Civil llevando en el maletero de su vehículo 300 kilos de caracoles. La pesada carga hizo sospechar a una patrulla cuando vieron el coche circulando por la autovía A-23, a la altura del término municipal de Almudévar (Huesca).

Al parar el vehículo y pedirle al conductor que enseñara la carga, se encontraon con los sacos cargados de caracoles. Le pidieron documentación sobre la mercancía, pero no pudo responder de las obligaciones legales que se establecen para el traslado y comercialización de los moluscos. Según ha informado la Guardia Civil, afirmó que los había comprado en un criadero legalizado, pero las gestiones realizadas por el Seprona determinaron que no era así.

Al final, al acusado le han caído nueve multas por otras tantas infracciones: tres por infringir preceptos de la Ley General de Sanidad, dos por incumplir lo establecido en el Real Decreto de etiquetado de alimentos, otras dos por el Real Decreto de trasnporte de mercancías perecederas, y dos más por no expedir factura ni reclamar IVA. Curiosamente, no consta que se le multara por infracción de las normas de circulación, que podría haberle caído también por ir con exceso de peso. Los agentes que le pararon, una patrulla del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), se centraron en las infracciones de carácter sanitario, medioambiental y comercial.

Los hechos, de los que se ha dado cuenta hoy, ocurrieron en la mañana del pasado martes. Según han explicado fuentes de la Guardia Civil, los caracoles en cuestión carecían de etiquetado, tampoco contaban con la preceptiva guía sanitaria, ni albarán de compra.

Los 300 kilos de caracoles quedaron inmediatamente intervenidos. Fueron declarados no aptos para el consumo humano por los servicios de Salud Pública del Gobierno aragonés y se ordenó la destrucción de todo este cargamento en un centro autorizado. Las mismas fuentes indican que esos 300 kilos de caracoles podrían haber alcanzado un valor de entre 2.500 y 3.000 euros, dado que el precio medio de venta está en unos 8 euros el kilo.