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El milagro económico del Ayuntamiento de Teruel: de la quiebra, a pagar en 30 días

En cuatro años ha pasado de ver cómo le cortaban la luz por impago a reducir su deuda a menos de la mitad. Todo, según el alcalde, simplemente aplicando «sentido común»

El milagro económico del Ayuntamiento de Teruel: de la quiebra, a pagar en 30 días abc

roberto pérez

En Teruel las cuentas públicas quedaron hundidas en la quiebra técnica hace cuatro años. El desenfreno del gasto público se tradujo en una deuda disparada que situó al Ayuntamiento en la quiebra técnica. Era el panorama con el que se encontró Manuel Blasco cuando tuvo que tomar las riendas de la Alcaldía en noviembre de 2010, a seis meses de las siguientes elecciones. Las luchas internas en el PAR descompusieron el gobierno de coalición que trabó con el PSOE tras los comicios de 2007, en los que la lista del PP había sido la más votada, pero se vio relegada a la oposición por esa alianza entre aragonesistas y socialistas que acabó resquebrajada, dejando a la capital con un vacío de poder que tuvo que suplir el entonces líder de la oposición —seis meses después, en mayo de 2011, las elecciones le dieron mayoría absoluta—.

Cuando Blasco llegó a la Alcaldía le tocó torear un panorama económico desolador. En las arcas municipales no había liquidez y sí muchos pagos pendientes. Al Ayuntamiento le llegaron a cortar la luz en dos de sus centros por impago; las deudas del Ayuntamiento tocaban a más de 1.700 euros por vecino y Teruel se situaba, tras Madrid, como la segunda capital de provincia con más deuda pública por habitante.

Lidiar ese «toro» económico a seis meses de unas elecciones era una arriesgada aventura. «Yo no pensé tanto. Era una cuestión de responsabilidad pública, porque Teruel no podía seguir ingobernado», explica Blasco. Luego, los turolenses le otorgaron en mayo de 2011 la mayoría absoluta con la tarea esencial de «sacar al Ayuntamiento de la ruina, una tarea larga, complicada y a menudo ingrata, pero estoy convencido de que los vecinos también eran conscientes de ello, porque lo contrario hubiera supuesto seguir hacia el desastre», explica Blasco.

Deuda por habitante

Ahora, cuatro años después, Teruel ha dejado de estar en esa lista negra de ayuntamientos en quiebra técnica y destaca, en el panorama nacional, como un ejemplo de saneamiento en tiempo récord. Su deuda municipal por

La deuda municipal salía a 1.707 euros por vecino hace cuatro años; ahora, a 819

habitante —contando préstamos y facturas— acaba el año siendo de 29,5 millones de euros, frente a los más de 60 millones a que ascendía a finales de 2010; el endeudamiento por habitante sale a 819 euros por cabeza, frente a los 1.707 de hace cuatro años; y los proveedores, «en vez de esperar una media de ocho o nueve meses en cobrar sus facturas, ahora cobran a 30 días», destaca el alcalde. Todo eso en un Ayuntamiento en el que el PP, pese a tener mayoría absoluta, ha dado entrada a los grupos de la oposición otorgándoles algunas delegaciones de gobierno a CHA e IU —el PSOE renunció al ofrecimiento—.

Un 30% menos de gasto

¿Cómo se ha conseguido el «milagro económico»? «Aplicando el sentido común», resume el alcalde. El gasto corriente se ha recortado en un 30 por ciento en estos años; se han renegociado los importes de las grandes contratas, se ha rebajado la factura de telefonía un 60%, un 50% lo que el Ayuntamiento paga por pólizas de seguros, se revisó el contrato de suministro de carburante para la flota municipal de vehículos y —otro ejemplo— «el servicio de autobús urbano, con el que perdíamos cada año casi un millón de euros, nos cuesta ahora medio millón».

A la par, se metió la tijera en los gastos de personal, adelgazando la plantilla, principalmente en los entes y empresas públicas que crecieron en años anteriores. Se prescindió de unos 25 puestos, lo que «en menos de diez años supone ahorrar el equivalente al préstamo que tenemos por el Plan de Pago a Proveedores que firmamos en 2012, unos seis millones de euros», detalla Manuel Blasco. También se paralizaron las inversiones municipales «no prioritarias», y el Ayuntamiento pisó el acelerador para buscar subvenciones de otras instituciones —Diputación Provincial, Gobierno aragonés, Estado e incluso UE— para acometer proyectos con menos coste para el Consistorio.

Presión fiscal contenida

En suma, una estrategia global de drástico ajuste del gasto municipal —salvo las partidas de acción social, «que incluso han repuntado levemente»—, para que el peso de enderezar las críticas cuentas del Ayuntamiento no recayera en los vecinos. «En Teruel nos hemos mantenido con una presión fiscal que está en la media de las capitales de provincia», asegura el alcalde. «Es cierto que en 2012 subimos el IBI un 13%, pero desde entonces lo hemos mantenido congelado».

Blasco afirma que el saneamiento de las cuentas públicas de Teruel «es mérito de toda una ciudad, es un éxito compartido por una sociedad que creo que ha sabido entender que tocaba apretarse el cinturón porque, a la postre, enderezar el rumbo de las cuentas que son de todos también a todos beneficia».

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