SOCIEDAD
Teruel, una potencia en producción de anchoa pese a no tener mar
La pequeña localidad de Sarrión prospera al calor de la conserva de pescado, sobre todo de anchoas y boquerones
Unas 50 toneladas de pescado envasado salen anualmente de la conservera Macana Fish, que se dedica a la fabricación artesanal de productos del mar, especialmente filetes de anchoa y boquerón. La actividad de la empresa no tendría nada de extraño si no fuera porque está ubicada en el municipio turolense de Sarrión, en plena comarca de Gúdar-Javalambre.
Hace tres años esta empresa familiar, con una amplia trayectoria en el sector, decidió apostar por Teruel y se instaló en el polígono industrial de Sarrión, localidad mundialmente conocida por la calidad de sus trufas negras. Rodeada de sierras y a pie de la Autovía Mudéjar, que une Sagunto con Teruel, Zaragoza y Huesca, comenzó a construirse, en el verano de 2011, la nave industrial que actualmente alberga la actividad.
Con poco más de 1.100 vecinos, este pueblo que limita con la provincia de Castellón y al que separan de Valencia poco más de cien kilómetros se ha convertido en el epicentro de la actividad de Macana Fish.
«En la familia nos dedicamos a esto desde hace años, y después de algunas gestiones sin éxito en Valencia empezamos a venir por aquí. Visitamos varios pueblos y nos decantamos por Sarrión por el recibimiento que tuvimos, por las atenciones con nuestro proyecto, y porque el suelo era mucho más barato», explica el gerente de Macana Fish, Vicente Bruixola.
Las buenas comunicaciones y el hecho de que la costa y los puertos levantinos se encuentren a apenas 45 minutos por carretera fueron aspectos determinantes para elegir esta ubicación.
De eso han pasado ya tres años y esta conservera no para de crecer. Comenzó su actividad en Sarrión en plena crisis económica, pero a pesar de ello el empleo y las inversiones siguen llegando a la planta turolense. Han aumentado los puestos de trabajo y esperan seguir haciéndolo, hay prevista una inversión de un millón de euros para ampliar la planta y por último, no descartan salir al extranjero en busca de nuevos mercados. Son los tres pilares sobre los que se sustenta el éxito de esta empresa, que no solo ha sobrevivido a la crisis, sino que sigue creciendo a pesar de la coyuntura económica.
El empleo crece
El gerente de Macana Fish asegura que «con esta actividad, nosotros creamos empleo de verdad». En estos momentos, la empresa cuenta con una plantilla de 24 personas, casi todas ellas con algún grado de minusvalía y «esperamos terminar el ejercicio de 2015 con unas 40 personas trabajando aquí. Empezamos en una época difícil pero hemos ido aumentando paulatinamente la facturación cada ejercicio», apunta orgulloso Bruixola.
Alrededor del 90 por ciento de la plantilla presenta algún tipo de discapacidad y está adherido a los Centros Especiales de Empleo. Y es que Macana Fish es un proyecto importante desde el punto de vista productivo, pero también social, sobre todo si se tiene en cuenta que entre las personas discapacitadas la tasa de desempleo se sitúa en el 70 por ciento.
En estos momentos, el 80 por ciento de los contratos son indefinidos y el 20 por ciento restante se encuentra en proceso de formación. «Se trata de una empresa en la que realmente no hace falta un inmovilizado importante. Nuestra gran inversión la hacemos en la mano de obra, formamos a los trabajadores y queremos que se queden. Además es importante que personas con algún tipo de minusvalía cuenten en esta zona con una oportunidad laboral».
Un producto «gourmet»
Macana Fish está especializada en la conserva de anchoas, boquerones y aperitivos relacionados con el mar. El pescado que aquí se envasa llega desde el Cantábrico, el Mediterráneo, el norte de Marruecos, Croacia y una parte de Latinoamérica. Y se vende principalmente en el mercado nacional a través de grandes superficies y en los canales Horeca.
A pesar de que el mercado nacional es el destino de sus productos, la empresa no descarta abrirse hueco en los mercados internacionales. Creen que al tratarse de «un producto gourmet de gran calidad» la acogida en los países extranjeros podría ser buena. De momento se trata de una opción que está sobre la mesa para diversificar clientes.
Macana Fish trabaja de forma artesanal. Tras la pesca de las anchoas, se descabezan y se seleccionan por tamaños para su salado. Tras una maduración, de unos diez meses, se lavan para quitar la sal, se elimina la piel y las escamas, se separa la espina central y queda el filete listo para ser envasado. Este último paso, el envasado es el que se realiza en la planta de Sarrión.
Mientras, el proceso del boquerón consiste en congelar el producto a menos 22 grados durante mínimo un día. Después, se limpia para finalmente dejarlo reposar en una solución de salmuera y vinagre. Así queda listo para ser envasado. Y no solo envasa boquerones y anchoas, sino varios tipos de banderillas, como las guildas, pinchos de boquerón y aceituna rellenas de pimiento y banderillas de oliva, boquerón y cebolleta.
«Esta es una de las empresas que rompe la dinámica habitual en muchas comarcas. El mérito en este caso es que la materia prima la traemos de fuera y la transformamos aquí con lo que el valor añadido se queda en la Comunidad», aseguran.
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