Relanzar el puerto

Con una tasa de paro en Alicante de 33.173 personas, según los últimos datos publicados por el Servicio Público de Empleo Estatal, y más de 185.000 en la provincia, queda claro que la principal tarea de nuestros gobernantes debe ir encaminada a favorecer la inversión y explorar nuevas vetas de empleo . Tras el fiasco de Ikea, el anunciado cierre comercial dominical y el controvertido debate suscitado en torno a la masificación de terrazas en la ciudad, las opciones para propiciar actividad económica, y por ende puestos de trabajo, por parte del tripartito municipal brillan, pero por su ausencia.

Así las cosas, desde las pasadas elecciones autonómicas y municipales la única propuesta con visos de modificar la paupérrima situación actual tiene al puerto como protagonista . Me refiero concretamente a la iniciativa de impulsar una zona franca libre de impuestos que consolide un núcleo logístico empresarial en la infraestructura portuaria. Terreno hay, y de sobra, habida cuenta de que la ampliación sur del puerto anda en barbecho desde su construcción.

Bien harían las administraciones implicadas en sumar esfuerzos y aparcar recelos. La partida ha comenzado mal al negar al presidente de la Diputación un asiento de vocal en el consejo de administración de la dársena alicantina para ampliar la nómina de representantes municipales a tres cuando tradicionalmente el número de vocales por parte del Ayuntamiento era de dos. Cabe recordar que precisamente ha sido la institución provincial la que ha encargado al Instituto de Estudios Económicos de la Provincia de Alicante (INECA) un informe sobre el impacto económico que tendría la iniciativa.

Pese a las reticencias iniciales expresadas por el portavoz municipal Natxo Bellido, el cambio de actitud expresado por el político de Compromís, junto al apoyo expresado por el alcalde Echávarri, amplían la expectativa de que Alicante acoja la séptima zona franca de España. Si de verdad trabajan por el interés general, a nuestros representantes les pediría que estudien, valoren y decidan porque Alicante se merece algo más que ser la ciudad ideal para despedidas de soltero y demás zarandajas asociadas al tardeo.