«La Roja» dispara, el PSOE la respalda

Marisol Moreno, autobautizada «La Roja» , cambió hace unos días de su perfil en las redes sociales el término «feminazi» por el de «comiconcejala». Nada más lejos de la realidad. A juzgar por sus comentarios - descubiertos por ABC -, en los que aboga por tirar una bomba en el tendido de una plaza de toros o dedicar las subvenciones a asesinar políticos , la segunda parte de la primera se ajusta mucho más a su personalidad. Porque gracia, lo que se dice gracia, no ha hecho ninguna. Todo lo contrario. La amplia difusión que está teniendo la noticia ha encendido de nuevo el debate sobre qué tipo de personas han accedido a nuestras instituciones.

Cada uno decide qué rasgos de su identidad muestra públicamente. Hay quien necesita cada día gritar al mundo que es gay, fan de «Juego de Tronos» o, pongamos, del Betis. No hay nada de malo en ello. Otros, sin embargo, lo asumen con naturalidad, que no quiere decir en silencio. El problema es cuando disfrazado de activismo el radicalismo se convierte en ataque a quien no piensa como tú. Incluso con amenazas. Porque eso es lo que hace Marisol Moreno con sus comentarios. Y mentiras. Porque en lugar de reconocer el error o admitir su convicción en esos argumentos recurre a una supuesta confabulación para atacar el origen de la información, defendiendo que había sido extraída de su perfil privado. No, no fue un «troll» ni un topo. Fue el mismo redactor que esto suscribe quien en la calurosa noche de insomnio del miércoles llegó a los mensajes con su iPhone y a través del Twitter de la concejala, que automáticamente replica lo publicado en su muro de Facebook. Abierto, sí, hasta justo este momento, cuando ya se ha debido de dejar asesorar como corresponde a una persona de su cargo y sueldo: 50.600 euros . De la misma forma que no pertenecen a monólogos ni al pasado remoto de su adolescencia, sino algunos hasta hace menos de nueve meses, a las puertas de la campaña electoral.

Será la oposición la que tendrá que pedir explicaciones en el Pleno municipal, sin incluso descartar las posibles medidas legales ya promovidas por asociaciones taurinas o las de una Fiscalía que entra de oficio cuando en cualquier otro espectáculo se exhibe una simple pancarta o un cántico por posible incitación a la violencia.

Analizados los hechos, pasemos al trasfondo político. Que justo cuando se cumple un mes de su toma de posesión el tripartito haya tenido que convocar su primer gabinete de crisis es significativo. Pero aún lo es más la postura que ha adoptado el socialista Gabriel Echávarri, que vuelve a escenificar una realidad admitida desde su propio entorno: es un alcalde cautivo, preso de sus socios de gobierno, ante los que ha tenido que claudicar para acceder a una Alcaldía que en condiciones normales nunca le habría correspondido. Mediante un pacto con formaciones a las que en campaña menospreciaba, y con un poso de radicalidad y falta de consideración a las instituciones que alejan al PSOE de la respetabilidad que se le presupone a una formación de su altura e historia.

Podría Echávarri haber asumido su resultado en las urnas, el más pobre de la historia reciente de la democracia en Alicante, ocupando un honroso lugar en la oposición o incluso haber buscado una alianza de coherencia con grupos constitucionalistas. No lo hizo. La modestia y falta de realismo, cuando no se asume, se convierte en mediocridad. Hasta el punto de tener que callar cuando una concejal de tu propio equipo se ha dedicado durante meses a insultar a tu partido a nivel nacional y sus miembros. Seguramente Ferraz tomará nota -aunque también podría actuar en consecuencia ante los improperios recibidos-, como ya lo hizo en junio con otra imperdonable torpeza, en esa ocasión suya, descubierta también por ABC . Sería aconsejable para Alicante en particular y nuestra sociedad en general que los votantes también lo hicieran.

Iván J. Muñoz . Twitter: @ivan_munoz