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El abanico hecho arte en el Palacio Gravina

Uno de los objetos más populares y cotidianos en estos días de calor se presenta ahora como una obra de arte por la estética de su acabado

El abanico hecho arte en el Palacio Gravina abc

ALICIA S. DÍAZ-HELLÍN

Situado entre la muralla del Postiguet y Santa María, el MUBAG (Museo de Bellas Artes Gravina) acoge desde el 7 de julio al 14 de octubre la exposición: «Colección de abanicos. Rincón de Arellano-Castellví Trenor (1750-1950)» , organizada por el Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana.

El matrimonio Rincón de Arrellano y la Condesa de Villanueva Castellví Trenor reunió estas piezas a lo largo de sus viajes por París y por distintas ciudades, adquiriendo muchas de ellas en anticuarios.

Uno de los objetos más populares y cotidianos en estos días de calor, se presenta ahora como una obra de arte por la estética de su acabado y por el reflejo de costumbres y formas de vida.

La exposición reúne 75 piezas de diferentes estilos, algunos ejemplos son los de estilo Luis XV con temas mitológicos y de estilo Isabelino con paisajes ilustrados.

Doña Carmen Rodrigo Zarosa, comisaria de la exposición y presidenta de Amigos del Museo Nacional de Cerámica González Martí de Valencia, destaca el valor artístico del objeto además de los abanicos costumbristas valencianos, pintados por los mejores diseñadores del primer tercio del siglo XX . En la presentación de la muestra también contó cómo «las alicantinas recibían de primera mano abanicos realizados en Cantón, ciudad destacable en la industria abaniquera, gracias a un barco que venía directamente de Filipinas al puerto de Alicante».

La colección la donó la familia de Rincón de Arellano , cuyos siete herederos en lugar de dividirla se pusieron de acuerdo para cederla al Museo Nacional de Cerámica González-Martí.

Como resultado, la exposición da la bienvenida con un abanico de pantalla de la Dinastía Qing, muy valioso por su elaboración con plumas del ave martín pescador y oro. «Una virguería de abanico», lo ha descrito Rodrigo Zarzosa. La muestra sigue un recorrido cronológico del siglo XIX al XX . Al fondo de la sala, un ostentoso cuadro de Ignacio Pinazo Camarlench contextualiza la época y adentra al visitante en el mundo del abanico como un objeto de gran valor artesanal y sobre todo sentimental.

El abanico hecho arte en el Palacio Gravina

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