ciencia
«Habrá más colisiones de asteroides con la Tierra»
Un profesor de la UA estudiará la capacidad del planeta para responder ante posibles nuevos impactos en el futuro
En el año 2022, el asteroide binario Didymos pasará a una distancia de alrededor de diez millones y medio de kilómetros de la Tierra; más o menos, el trayecto que hay hasta la Luna multiplicado por 27. Si bien se puede afirmar rotundamente que «no existe un peligro» palpable para el planeta, algunos estudios han puesto sobre aviso a las principales agencias espaciales mundiales. La NASA y la Agencia Espacial Europea preparan el proyecto AIDA, una iniciativa conjunta con la que quieren medir la capacidad tecnológica de la Tierra para hacer frente a la posibilidad de que algún día un cuerpo espacial pueda impactar sobre su superficie.
Adriano Campo Bagatin, profesor del departamento de Física, Ingeniería de Sistemas y Teoría de la Señal en la Universidad de Alicante, es el único investigador de una institución española que formará parte del selecto grupo de diez personas que dirigirá la operación. Cinco europeos y cinco estadounidenses coordinarán cada una de las dos fases, con sus respectivas naves enviadas al espacio con distintas misiones. Se calcula que sólo un 10% de los cuerpos espaciales está localizado y, aunque la posibilidad de un impacto es remota, sucesos ocurridos hace ya miles de años hacen que las agencias quieran estar alerta, pues «lo importante es seguir buscándolos y no perderlos de vista».
«Va a volver a haber colisiones de asteroides con la Tierra». El profesor Campo Bagatin es rotundo pese a la dificultad de ubicar en el tiempo un evento que, en pasadas ocasiones, llegó a cambiar el rumbo de la Historia. La extinción de los dinosaurios hace sesenta y cinco millones de años es el principal ejemplo, así como el testigo que recogen inmensos cráteres creados por la caída de cuerpos espaciales, como los que todavía hoy pueden verse en el desierto de Arizona, Canadá o el Congo.
El académico estima que un asteroide del tamaño del satélite de Didymos, objeto de estudio del proyecto AIDA, podría crear en la Tierra un cráter de entre tres y cinco kilómetros de diámetro. En prevención, una primera fase del proyecto enviará la sonda europea AIM a estudiar a fondo el asteroide. La elevada velocidad de rotación del mismo, que da una vuelta completa cada dos horas, hace que los materiales de la superficie lleguen a «levitar» sobre ella. Una vez se calculen la velocidad de rotación, la estructura interna y la distancia respecto a su satélite, la nave americana DART será lanzada desde Cabo Cañaveral con el único objeto de chocar contra este satélite.
Cuando haya ocurrido eso, en el año 2022, AIM seguirá en torno del asteroide y volverá a realizar mediciones. Una manera de calcular cuánto se desvía la órbita de un cuerpo de pocos centenares de metros de diámetro que, pese a que nunca podría llegar a caer en la Tierra, servirá de indicador para futuras ocasiones. El planeta quiere saber hasta qué punto está listo para un evento que quizá nunca vivan las generaciones que lo pueblan actualmente, pero que la Tierra ha sufrido en diversas ocasiones a lo largo del devenir de la humanidad.