opinión
La planificación estratégica
A través de la estrategia, las empresas tratamos de vislumbrar el futuro y adaptar nuestros recursos a ese futuro que estamos anticipando
A través de la estrategia, las empresas tratamos de vislumbrar el futuro y adaptar nuestros recursos a ese futuro que estamos anticipando, de manera que en el proceso tradicional de planificación estratégica –que es el que seguimos haciendo la mayoría de las empresas-, primero imaginamos el futuro y fijamos objetivos, a continuación definimos las vías que debemos recorrer para alcanzarlos, y finalmente nos proveemos de los recursos necesarios para caminar por las vías que nos llevarán a ellos.
¡O no!, porque nuestras premisas para fijar los objetivos es seguro que no se mantendrán durante todo el proceso de planificación dada la intensidad y velocidad de los cambios que se están produciendo en la sociedad y que impactan directamente en las empresas, lo que exigirá disposición y agilidad para modificar las estrategias e ir readaptándolas a esa situación variable que nos encontraremos durante todo el periodo.
Pero hace ya algunos años se empezó a plantear dar la vuelta a ese paradigma, hablando de que la verdadera planificación estratégica para hacer frente al cambio constante debería partir del desarrollo continuo del potencial de sus trabajadores, enseñarles a identificar oportunidades, detectar problemas y aplicar soluciones, evidentemente con objetivos -aun aceptando que puedan sufrir variaciones en función del contexto-, pero con mucha menor rigidez en los planes para alcanzarlos.
Me refiero a apostar por las personas, su talento, su capacidad de emprendimiento interno, mucho más que por el cumplimiento estricto de planes estáticos que hoy nunca resultan realmente útiles porque la tecnología, los nuevos competidores, los productos sustitutivos, las expectativas de los clientes, los convierten en obsoletos mucho antes de alcanzar los objetivos pretendidos.
La adaptación permanente a esas nuevas condiciones del mercado, la mejora continua de todos su procesos, la flexibilidad, son características que deben identificar a las empresas que quieran seguir estando dentro de 20 años. Y sin embargo, seguimos empecinados en nuestra visión tradicional estricta de: «los jefes la planificación y los empleados la ejecución».
Y manteniendo el principio de autoridad asociado al liderazgo real –el líder es el que tiene seguidores- de los directivos, en mi opinión, la actividad empresarial eficiente pasa ya por ese mayor compromiso con el personal en detrimento del tradicional “ordeno y mando”.
Javier Fur es Presidente del Círculo de Economía de Alicante