Vistas con sabor a cielo

Apenas siete habitaciones le bastan al Pou de la Neu para erigirse como uno de los hoteles con más encanto de la provincia. Un alojamiento con muchos puntos en los que basar su fortaleza: una inmejorable localización, unas instalaciones cuidadas al detalle y una oferta culinaria de alta calidad. Desde el Alto de la Carrasqueta, con vistas a toda la orografía colindante, la postal paisajística embauca a todo el que se asoma a sus límites.

Más de 1.100 metros sobre el nivel del mar otorgan una posición privilegiada al Pou de la Neu. La paz se convierte en un bien supremo entre sus muros: una antigua residencia de «nevaters», hoy rehabilitada y convertida en un hotel rural cargado de atractivo y magia. Magia que, además de por sus bellas estampas, puede sentirse a través de los fogones.

El restaurante del hotel ofrece, en su estudiada carta, una tradicional selección de comida de montaña. Platos típicos como pericana, olleta, caldo con pelota y, cómo no, la gran estrella: el arroz con conejo. El Pou de la Neu no puede dar la espalda al entorno que le rodea, por lo que muchos de sus postres se basan en el producto que abandera a toda la región. Turrón en todas sus formas; dulces, helados y preparados de manera artesanal.

Además, aquellos afortunados que vayan a vivir la experiencia culinaria que ofrece el Pou podrán disfrutar de una selecta bodega y una curiosa y sorprendente oleoteca. Vinos y aceites que demuestran un compromiso con la tierra, que enarbolan su alicantinidad con orgullo, con la dieta mediterránea como pacto tácito con una región y unos clientes que saben a lo que van.

Las señaladas fechas que se aproximan, con festejos y celebraciones de distintos tipos, pueden ser la excusa perfecta para escaparse unos días, dar rienda suelta al paladar y gozar de un incomparable entorno. Naturaleza, sabor, tranquilidad y bienestar. Una receta de éxito seguro aderezada con unas increíbles vistas.