VIDAS EJEMPLARES
España, por ET
Nuestra historia contada por un alienígena
En 1982, ET aterrizó en casa del niño Elliot, en California. Si el joven alienígena retornase podría caer en otro confín. Esta vez su nave se escoña en el monte del Tossal de la Baltasana, en la sierra de Prades. Chamuscado, logra llegar a Tarragona y se oculta en casa de una familia de clase media. En su escondrijo, ET lee la prensa, escucha a Herrera y sigue el Telediario, la Liga y a Jorge Javier. También se empolla todos los libros de la biblioteca familiar y con su inteligencia extraterrestre se hace una composición de lugar y envía un informe a su planeta:
Estoy en la Tierra (país España, región Cataluña, ciudad Tarragona). España es una de las naciones más antiguas del planeta y durante 200 años fue cabeza del imperio más grande que han conocido aquí abajo. Tras perder sus territorios de ultramar se desorientaron y entraron en un rápido declive. Además se incorporaron tarde y mal a la Ilustración y el liberalismo, lastrados por un tradicionalismo que sospechaba de los negocios. Tampoco estuvieron en la Revolución Industrial. Su arranque del siglo XX fue una calamidad, con emigración masiva a América y una guerra civil atroz que destrozó el país. Luego, intentaron una autarquía imposible y se quedaron al margen de los modelos democráticos punteros. Pero a finales del siglo XX espabilaron. Se reconciliaron, recuperaron las libertades, abrieron la economía, entraron en Europa e instauraron una administración descentralizada, para atender mejor lo próximo y dar satisfacción a las peculiaridades regionales. Le dieron la vuelta a su historia y entre el aplauso general se situaron entre los países donde mejor se vive.
Pero al prosperar tanto en poco tiempo se les fue la pinza con el consumo a crédito. Cuando los bonos basura hundieron la economía mundial se les cayó el tenderete. Lo pasaron de pena: cinco millones de parados y las arcas públicas quebradas. Lo han superado y hoy son el país de la UE que más crece. Pero aprovechando el malestar de la recesión han calado populismos comunistas y separatistas. En solo tres años, con una campaña oficial de propaganda, los nacionalistas que gobiernan Cataluña han lanzado un plan para separarse de España, saltándose incluso la ley. El Gobierno les ha respondido que no puede darles lo único que les satisface, la independencia, pues su primer mandato es preservar la integridad del país. Pero el Partido Socialista, el que más tiempo ha gobernado España, da oxígeno a los sublevados para marcar diferencias electorales con su rival. En Cataluña el idioma que más se habla es el español, pero está prohibido en la escuela y los rótulos. Cataluña es también la región que recibe más dinero del Estado y el 36% de su población ha llegado de otras zonas de España. Ahora hay elecciones regionales, pero los nacionalistas dicen que son un referéndum sobre la independencia y amenazan con proclamarla ilegalmente, aunque más de la mitad de la población la rechaza. Todo esto no parece preocupar a unos españoles llamados «los progresistas», que entre defender su país o poner verde a un tal Mariano prefieren lo segundo.
Lo veo crudo. Difícil que sobreviva un país que no cree en sí mismo. Besos para «Mi Casa». ET.