TODO IRÁ BIEN
La verdadera solidaridad
Los comunistas se llevan sustos de muerte cuando alguien gana dinero
Tremendo susto el que se llevó Manuela Carmena cuando reparó en que el Ayuntamiento ganaba un dinero con el que su equipo no contaba, concretamente 600.000 euros anuales, gracias al contrato que Ana Botella firmó con la empresa Ecotextile Solidarity, ganadora del concurso para la gestión de los contenedores de ropa donada en Madrid.
Qué susto, ¿verdad, Manuela? ¡Bu! Los comunistas se llevan sustos de muerte cuando alguien gana dinero. Hay un árbol moral del que esta gente todavía no ha bajado.
Ecotextile Solidarity revende en mercadillos españoles y extranjeros la ropa usada que va a parar a sus contenedores, haciendo justicia a su apellido solidario, porque quien realmente ayuda a los desfavorecidos es quien mueve la economía creando riqueza y empleo. Carmena quiso enseguida romper este contrato porque en el limitado discurrir colectivista cualquier ganancia es un delito. También porque los que como la alcaldesa de Madrid se han pasado la vida haciendo ver que defendían a los pobres, son los más interesados en que el número de necesitados aumente, así como su grado de necesidad, para tener más clientela, y más demagogia, y más margen para enriquecerse del drama ajeno. ¿Qué otra cosa ha hecho la izquierda? ¿Qué otra cosa ha hecho Carmena?
La izquierda es fundamentalmente un sistema de ignorancia en que la masa ciega y amotinada no se cansa de conspirar contra sus intereses votando a los partidos que siempre les han llevado a la miseria y a la muerte. Luego, los líderes de esta masa, mitad por la misma ignorancia y mitad por un cinismo que tendría que ser delito, organizan el tinglado para que la desolación no deje jamás de ser el sentimiento y puedan así aparecer como los héroes que van a salvarles vendiéndoles sus pócimas milagreras como vergonzosos charlatanes.
Carmena no podrá revisar el contrato con Ecotextile Solidarity porque desde el punto de vista legal es irreprochable, pero ya ha recomendado a los madrileños que sobre todo no den su ropa a una empresa que gana dinero y crea puestos de trabajo, y que acudan a una de esas oenegés de pordioseros que tanto gustan a la izquierda, porque tanto sirven para eternizar los problemas.
Cualquier cosa menos entender que la propiedad privada es la base de la libertad y de la convivencia. Cualquier comedia menos confiar en el talento individual y en su fenomenal capacidad para generar progreso y prosperidad. Cualquier empresa es más caritativa que cualquier oenegé. Cualquier empresario es más solidario que cualquier cooperante.
Si clausuráramos todas las oenegés, con todos sus cooperantes, y donáramos nuestra caridad a los empresarios, en cuestión de meses la pobreza se extinguiría en España. La pobreza física y la pobreza mental, con tanto farsante puesto por fin a trabajar.