TODO IRÁ BIEN

El campanario

Una retorcida idea de la mezquindad se transmite de perdedores a resentidos, de socialistas a rufianes siempre ajenos a cualquier vertebración moral

Salvador Sostres

La primera lección fundamental que con mi mujer le estamos enseñando a la niña son los límites del «yo». Lo que es de los demás y no puede tomar sin permiso. Lo que es suyo y debe cuidar si quiere conservarlo. El respeto a su cuerpo y a los otros cuerpos. La generosidad en que todo amor se basa. El amor como único sentido profundo de la vida. No ha sido ninguna decisión premeditada, simplemente nos hemos encontrado explicándoselo, los dos del mismo modo y casi con las mismas palabras. Fue una herencia que también nosotros recibimos muy temprano y así se la legamos.

Asisto por lo tanto con estupefacción, una estupefacción que es incluso más potente que la discrepancia o el enfado, a la complicidad de la alcaldesa de Barcelona con los manteros. Colau dice que el problema es la precariedad y que la solución no puede ser policial.

El problema es que roban y la policía es y tiene que ser la solución contra los ladrones. El problema es que sin mercado no hay industria cultural y sin industria cultural no hay cultura, ni arte, ni cine, ni música. El problema de esta gente de la izquierda es que no tuvieron unos padres que les enseñaran los límites del «yo». Y en lugar de educarles en la generosidad les entrenaron para todas las categorías del mal.

Con la misma naturalidad con que mi mujer y yo inculcamos a nuestra hija el valor sagrado de la propiedad privada, la libertad como un deber y el agradecimiento como lo que más nos acerca a nuestro ideal humano; una retorcida idea de la mezquindad se transmite de perdedores a resentidos, de socialistas a rufianes siempre ajenos a cualquier vertebración moral. La solución contra los manteros es policial y el problema no es la precariedad sino robar. La gran lacra de nuestra era es que consideramos que el comunismo es una ideología cuando es en realidad un crimen, el mayor crimen que contra la Humanidad jamás se haya perpetrado, tanto en su concepción teórica como cada vez que brutalmente se ha aplicado.

Aunque pueda parecer un episodio menor, en la simpatía de la alcaldesa de Barcelona por los que se dedican a robar el trabajo de otras personas, descansa la destrucción de La Civilización, de lo que hace que convivamos en paz y no nos matemos. Que ni por un segundo nadie crea que la postura de Colau tiene que ver con la compasión o la generosidad. Tiene que ver con una educación deficiente, con una corrompida transmisión de antivalores, con la agresividad con que la izquierda arremete contra los logros del hombre libre por tratar de disimular su frustración y su impotencia.

El domingo falleció mi abuela. Ella me enseñó a ser libre trabajando. Ella me enseñó a ser generoso y a crecer en la satisfacción que podemos procurar a los demás. Ella trabajó duro y ayudó a quien le pidió ayuda, y bastaba con pedirle perdón para que olvidara la peor de las ofensas. Generosidad es trabajar y dar lo que has conseguido con tu esfuerzo y tu talento. Generosidad nunca será robar ni destruir el mercado que nos hace prósperos y libres. Ella pagó la reconstrucción del campanario de su pueblo natal, vi la placa que lo certifica a la salida del cementerio. Descansa junto a sus padres, que le enseñaron lo que luego ella nos enseñó.

Feliz quien tuvo una abuela que pagó una iglesia, porque esta fortaleza se transmite como la más valiosa herencia. Mi hija se llama María por ella y está aprendiendo lo que aprendí yo, piedra a piedra el campanario completo y el sonido de las campanas que sube con las almas buenas al cielo.

El campanario

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