COSAS MÍAS
El doble complejo de Ciudadanos
Si uno no supiera que el entrevistado es Rivera, juraría que el autor de las frases es Pedro Sánchez
Uno de los fenómenos políticos que más me asombran últimamente es esa fascinación de la derecha más españolista por Ciudadanos, por una supuesta defensa más contundente que la del PP de la españolidad de Cataluña. Una creencia en contra de los hechos y de la propia naturaleza de C’s. Que tiene en Cataluña el mismo complejo sobre la españolidad que el PP, pero agravado por un segundo complejo, el que le produce cualquier identificación con la derecha. Lo segundo empeora lo primero, y la cosa acaba, por el momento, con lo habitual de ese doble complejo, con el «centro», los insoportables «extremos», con «pactar con todos», incluido Podemos, y con «reenganchar a los nacionalistas catalanes» al amor por España, que es todo lo que dice Albert Rivera en su última entrevista a Efe.
Si uno no supiera que el entrevistado es Rivera, juraría que el autor de las frases es Pedro Sánchez. De hecho, sugiero a los lectores que hagan un ejercicio con sus amigos ocultando el nombre del entrevistado. Sobre todo con esa parte en la que Rivera dice que va a liderar España desde el centro, sin criminalizar a nadie porque los extremos generan bandos y una sociedad polarizada. Apuesto a que gana el nombre de Pedro Sánchez por nueve a uno. Y no se trata únicamente del problema típico de las entrevistas electoralistas, cuando los políticos dicen naderías que sirvan para todos. El problema es más profundo porque muestra la naturaleza de Ciudadanos.
Primero, el complejo españolista. Esto es viejo, muy viejo, y también sigue afectando en cierto grado a la propia derecha en Cataluña y en el País Vasco. Consiste en la extremada prudencia para hacer alardes de nacionalismo español. Para sacar la bandera nacional en cualquier lugar, por ejemplo. Para hablar en español en las instituciones o en los medios de comunicación. Para proclamar que te sientes profundamente español, sin necesidad de añadir que también muy catalán, por lo de suavizar la «brutalidad» de la primera afirmación.
¿Y esto lo iba a resolver quien también tiene pánico a que lo consideren de derechas? Que es el colmo en Cataluña y en el País Vasco, español y de derechas, más o menos como lo de ponerse la camiseta de Franco del futbolista portugués. De ahí que Rivera se ponga a hablar de bandos, de polarizaciones y de criminalizar. Ahora resulta que el independentismo lo vamos a resolver «reenganchando» a los nacionalistas con una España maravillosa. Treinta años pensando y no se nos había ocurrido esa idea feliz. Mejor dicho, sí, se les había ocurrido a varios líderes socialistas, aquellos de la integración de los nacionalistas con un proyecto «ilusionante».
Pero eso es lo que han probado todos, incluido ese PP que ha pactado con los nacionalistas, y no ha dado resultado alguno. Por eso resulta que no hay más remedio que ponerse en lo que Rivera llamaría un extremo, es decir, en la defensa radical de la españolidad de Cataluña. Y eso pasa, a su vez, por lo que Rivera llama «criminalizar», es decir, aplicar la ley con contundencia a los secesionistas. Y, como él sabe, difícilmente estará ahí el PSOE. Estará el PP y tendrá que estar Ciudadanos. Ambos podrían empezar por perder de una vez el miedo a algunas palabras. Lo suyo no es una alternativa «no separatista», como ha dicho la líder del C’s en Cataluña. Es la alternativa españolista. Con todas las letras. Sin complejos.