PECADOS CAPITALES

El día que Feijóo le dijo no a Rajoy

Hace semanas, en La Moncloa, el presidente gallego decidió quedarse en la Xunta. Rajoy le inquirió

Mayte Alcaraz

Aunque ayer matizó que solo mantuvo una conversación general con el presidente, Alberto Núñez Feijóo tuvo la oportunidad de abandonar el banquillo del PP, donde calienta desde que en 2012 obtuvo una mayoría abrumadora en Galicia. Al más puro estilo Rajoy, el jefe del Gobierno le preguntó hace unas semanas, sentados los dos en el despacho de La Moncloa: «¿Tienes algún interés?, ¿cómo ves incorporarte a la vida política nacional?». El líder gallego le dio calabazas y optó por quedarse en la Xunta. Los que le conocen entienden que era consciente de que «todavía» no es su momento. Máxime cuando los resultados de sus cachorros municipales han sido mejorables. Sabe Feijóo que no es el mejor contexto para ejercer de salvador cuando se han perdido de una tacada casi diez puntos respecto a 2011 por más que el PP haya ganado en porcentaje de voto. De hecho, La Coruña, Santiago de Compostela y Ferrol, tres de las siete principales ciudades gallegas gobernadas por el PP hasta las municipales, ya tienen alcaldes de plataformas ciudadanas.

Por eso, el titular de la Xunta, que no ahorró a Rajoy, cuando le preguntó, críticas a su estrategia de comunicación basada en la no comparecencia, no ha querido dar el salto a la política en Madrid. El presidente del Gobierno ni siquiera le concretó si le quería para desplazar a Soraya Sáenz de Santamaría de la portavocía del Gobierno o para hacerlo con María Dolores de Cospedal respecto a la secretaría general del partido. Lo que queda claro es que Rajoy, a su manera, sondeó a quien pasa por ser uno de los candidatos más sólidos y con mayor prestigio para sucederle, aunque el serio varapalo recibido en los comicios locales le haya restado puntos.

Más allá de su comprensible reserva personal a colocarse en primera línea de fuego en uno de los momentos más difíciles para las expectativas de los populares, con su negativa el presidente gallego parece reclamar tiempo. Si no hay adelanto, las elecciones autonómicas no se celebrarán hasta el otoño de 2016. Para esas fechas, ya estará de sobra despejada la gran incógnita política: si Rajoy resiste o no la marea populista que se ha fijado como único objetivo arrojarle al agua. Tiene margen Feijóo para seguir remando, enmendando los errores que han podido llevar a la pérdida de poder en sus feudos, y a finales de este año, con los resultados sobre la mesa, dejarse querer o no. Pero hay quien apuesta por que el presidente gallego solo abandonaría Santiago para ser el número uno. Ha dejado claro estos días que ejercer de dos no le seduce.

Eso sí, para convertirse en la esperanza blanca tienen que darse dos circunstancias: que Rajoy pierda y que, en un congreso extraordinario tras las generales, sea llamado a la villa y corte por una abrumadora mayoría. Pero nadie descarta que para entonces el PP haya aprobado primarias. Y entonces en la carrera no estará solo.

El día que Feijóo le dijo no a Rajoy

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación