HORIZONTE

Leal hasta las últimas consecuencias

Torcuato Fernández-Miranda no tiene en Madrid una sola calle, por no hablar de un gran monumento a la altura de lo que él hizo

Ramón Pérez-Maura

Washington es una ciudad en la que hay tantos monumentos a todo tipo de personalidades, nacionales e internacionales, que se puede echar la mañana leyendo las placas que justifican cada una de ellas sin alejarse mas de un radio de 500 metros del lugar en el que estés alojado. A sólo 100 metros en línea recta del hotel en el que resido estos días, hay tres. Una al Mahatma Gandhi, casi nada. La siguiente, pequeña, a George Washington ante la sede de la «Sociedad de los Cincinnati», fundada en 1783 por los oficiales del Ejército Continental para perpetuar la memoria de su compañerismo en la «Guerra Revolucionaria». Cincinnatus fue un héroe romano que rechazó recompensas por servir a la República y se volvió a cosechar su campos. Y, evocándolo, Washington recibió el sobrenombre de el «Cincinnatus Americano». Y la tercera estatua en este breve recorrido, porque de todo hay en la viña del Señor, está dedicada a Tomáš Garrigue Masaryk, a quien Dios confunda y quien fue presidente de Checoslovaquia entre 1918 y 1935. Este Masaryk fue el que ante la posibilidad de restablecer el Imperio como freno al avance de los nazis, proclamó la célebre sentencia «¡Antes Hitler que un Habsburgo!». Y luego le fueron poniendo estatuas hasta en la capital de la hiperpotencia.

Reflexionaba sobre todo ello al hilo de haber terminado de leer, al lado occidental del Atlántico, la magistral biografía «El guionista de la Transición. Torcuato Fernández-Miranda, el profesor del Rey» que ha escrito mi colega Juan Fernández-Miranda. No diré que el personaje me haya sorprendido. Recuerdo como en segundo de carrera de Periodismo, año 1985, en la Universidad de Navarra un jovencísimo profesor de Historia preguntó a varios alumnos el primer día del curso quiénes habían sido los autores de la Transición. Allí se escuchó todo tipo de disparates, pero el único momento en que se descompuso la faz del docente fue cuando un pupilo mencionó a Torcuato Fernández-Miranda. Nunca supe si la sorpresa la provocó la brillante respuesta o que el profesor no tenía ni idea de quién era ese Torcuato.

La brillante obra de Fernández-Miranda descubre al gran público el ejemplo de lealtad llevada hasta las últimas consecuencias. Torcuato quería ser presidente del Gobierno. Llegado el momento de designar ese cargo, cuando era potestad exclusiva del Rey seleccionar uno de los presentados a él en terna, podía habérselo pedido. Dados los lazos trenzados entre ambos desde 1960 parece imposible imaginar que Don Juan Carlos le hubiera dicho que no. Pero Torcuato desistió porque sabía que la mejor forma en que él podía servir a España era otra. Asumió en 1975 la Presidencia de las Cortes y en el año 1976 hizo todos los movimientos imprescindibles para el éxito de lo que llamaríamos la Transición. Primero organizó entre bambalinas la designación de Adolfo Suárez y después redactó él solo, con su mujer Carmen Lozana en tareas de mecanógrafa, el borrador de la Ley para la Reforma Política y puso después a cinco ponentes a defenderla. Una obra genial que hubo que dar casi hecha a Adolfo Suárez.

El autor de todo esto, el guionista de nuestra Transicion, como muy acertadamente lo describe Juan Fernández-Miranda, no tiene en Madrid una sola calle, por no hablar de un gran monumento a la altura de lo que él hizo. Cuenta, sí, en su Gijón natal con una avenida tan importante que desemboca en El Molinón. Es difícil tener más que eso. Pero en la capital de España solo ha llegado a tener, por obra de Ana Botella, una de esas placas que recuerdan en los edificios personalidades que han vivido allí. Con un poco de suerte, igual se fijan en él en Washington.

Leal hasta las últimas consecuencias

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación