Algunos «valores» que enseñamos hoy

Cuando unos padres deciden llevar a sus hijos a un colegio privado, concertado o no, cabría imaginar que están haciendo una apuesta por un centro con cuyos valores se sienten especialmente identificados. ¿O no? Viernes 19 de junio de 2015, 9.30 horas. Actuación de fin de curso de alumnos de quinto y sexto cursos de primaria. Con sus profesores han preparado una gran puesta en escena de una versión adaptada de «Los Tres Mosqueteros» de Alejandro Dumas. A priori, un montaje de espadachines parece muy adecuado para niños de 11-12 años. Mas cuando se alza el telón queda claro que no es esa parte lúdica de Dumas la que prima. En escena, la mujer de Luis XIII, Ana de Austria, Infanta de España, aparece en su alcoba con su amante el duque de Buckingham, al que declara su amor eterno y regala unos pendientes que ella recibió de su Rey. Como saben quienes han leído a Dumas, la obra narra la pretensión del Rey y el cardenal Richelieu de demostrar que la Reina infiel ha regalado los pendientes a su amante y el intento de los mosqueteros de recuperarlos de manos de Buckingham. En una escena los mosqueteros se preguntan si es de bien defender a una Reina que es infiel, a lo que su jefe proclama que la Reina en su vida privada puede hacer lo que quiera y para ello hay que ayudarla a salvar su honor y su imagen pública.

Frente a esas pretensiones, el malvado de la trama es el cardenal Richelieu, que se empeña en demostrar al Rey, por el honor de Francia, que la Reina ha regalado a su amante inglés los pendientes que recibió de su marido. Es decir, los buenos de la trama son la Reina infiel y los mosqueteros que intentan salvar su honor por encima de la verdad, del Rey y de Richelieu.

Habrá quien diga, con razón, que cosas peores que éstas ven nuestros hijos a diario en nuestro duopolio televisivo. Y es verdad. Pero la televisión invade nuestras vidas y, si no aplicamos un estricto control de ella, asalta nuestras casas con inmundicia gratuita. En cambio, muchos padres pagamos a un colegio por enviar a nuestros hijos allí a consolidar los valores que les enseñamos en casa. Y debe de haber padres a los que les parece bien que desde los 11 años de edad se forme a sus hijos en torno a la infidelidad y la mentira presentadas como «valores». Ellos sabrán.

Yo me pregunto si los padres de estos alumnos de 11 y 12 años del colegio Santa María de los Rosales estaban satisfechos después de lo que vieron interpretar a sus hijos el pasado viernes. Como contribuyente español y cotitular con otros 46,6 millones de compatriotas de la soberanía nacional, creo legítimo cuestionar si esos supuestos valores encarnados por una Reina nacida española son los que se debe enseñar el próximo curso a la alumna de 10 años de ese mismo colegio de Rosales que responde al nombre de Leonor de Borbón Ortiz, Princesa de Asturias.