COSAS MÍAS
A pesar de ser de derechas
Las encuestas auguran que ganará el PP el domingo. Y creo que lo hará igualmente en las Generales, aún permanece viva la memoria de la desastrosa gestión socialista
El PP ganará en casi todas las comunidades el próximo domingo… a pesar de ser de derechas. Según las encuestas, que sugieren una cosa y también la otra. Lo que muestra la permanente dificultad a la que se enfrenta la derecha española, para ganar popularidad y elecciones. El único remedio es trabajar la marca derecha, he escrito varias veces, pero la gran mayoría de los dirigentes del PP prefieren disimularla mejor que trabajarla. Y aún más los intelectuales y analistas de derechas que huyen de la identificación como si de una tara se tratara.
Piensan unos y otros que mejor adaptarse a lo que hay que liderar los cambios. Y lo que hay es, según el último Barómetro del CIS, una media de autoubicación ideológica de los españoles de un 4,6 (en una escala del 1 al 10 en la que el 1 es la extrema izquierda y el 10, la extrema derecha) Según tal media, el PSOE es el partido que más se parece a los españoles, ya lo dijo Zapatero, porque los españoles sitúan al PSOE casi en el mismo lugar, en el 4,5. Sin embargo, colocan al PP en el 8,2. Mucho más a la derecha del lugar en el que se sitúan sus propios votantes, en el 6,4.
La inexistencia de un partido relevante a la derecha del PP, Vox no ha despegado, explica parcialmente lo anterior. El PSOE tiene a su izquierda partidos, IU y Podemos, que moderan su percepción, pero al PP le ha salido un Ciudadanos que, a pesar de ser igualmente de derechas, se pliega a las encuestas para contar a la gente que no lo es, o que no lo es tanto. Con éxito, ya que lo ubican en el 5,8, bastante más cerca de la media que da la popularidad. Todo esto explica otros aspectos de ésta y demás encuestas. Por qué, por ejemplo, Mariano Rajoy recibe habitualmente bastante peor valoración que Pedro Sánchez o que cualquier líder de la extrema izquierda. Sus votantes lo valoran de forma parecida a Sánchez los suyos, pero los demás lo machacan por unanimidad, toda la izquierda y todos los nacionalistas. Y la media resultante es habitualmente desoladora.
La idea de que las elecciones no se ganan sino que las pierden los Gobiernos es por eso perfectamente aplicable al PP. En un doble sentido, en el de que sólo una nefasta gestión de la izquierda, como la de Zapatero, lo llevará al poder. Y, además, una vez arreglada la situación catastrófica de las cuentas públicas y de la marcha del país, cualquier excusa servirá para echarlo del poder. O para que ocurra lo habitual, que toda la izquierda y el nacionalismo aúnen fuerzas para aislar a la derecha. Electoralmente y socialmente. Con el ingrediente añadido de un partido de centro-derecha como Ciudadanos indeciso en su programa, mensajes y pactos ante el panorama ideológico español.
Las encuestas auguran que ganará el PP el domingo, a pesar de lo anterior. Y creo que lo hará igualmente en las Generales, aún permanece viva la memoria de la desastrosa gestión socialista. Pero si esto es así, el PP ganará nuevamente a pesar de su marca. Ganar elecciones contra las televisiones, los índices de popularidad, los periodistas, los artistas o las redes sociales es muy complicado. Como para Cristiano ganar el balón de oro. Cualquier excusa valdrá para que se lo den a Messi, aunque Cristiano haya sido más eficaz en la portería contraria. Y cualquier excusa valdrá para que los españoles den el poder a la izquierda.