POSTALES
No podemos
El problema de estos pardillos es que no saben la primera lección de la política electoral: el número de votos es siempre el mismo
Como supongo que sería demasiado pedir a un profesor de Ciencias Políticas –«¿ciencia y política? ¡Contradicción!», diría Baroja– que sepa quién era Falaris, voy a informar a Pablo Iglesias del personaje. Falaris fue un tirano de Siracusa que se hizo famoso por sus crueles tormentos. A uno de sus cortesanos se le ocurrió regalarle un toro de bronce hueco, donde podía meterse una persona. Debajo del toro se encendía una hoguera y el desdichado empezaba a dar gritos que, al pasar por el cuello del toro, semejaban mugidos de la bestia. Para probarlo, Falaris pensó que la persona más indicada era el autor del regalo.
Me he acordado de la historia al ver lo ocurrido al líder de Podemos. Se hartó de meter en la «casta» a todos los demás políticos, y ahora a quien meten es a él. Total, por haber ajustado su programa a las circunstancias, que es lo que hacen todos los políticos, sin importar el partido, desde que existe esa profesión. Claro que no se presentaba como político de izquierdas o derechas, al estar por encima de esas antiguallas. Él venía a barrerlos a todos, a dejar la escena política tan limpia como esas cocinas que salen en los anuncios de detergentes y a solucionar cuantos problemas tiene este país con un par de manguerazos. Pero resulta que esto no es un debate televisivo con el moderador pasándote balones. Ni «Juego de tronos». Ni nada que se le parezca. Que la gente es muy desconfiada. Que, además, cada uno pide una cosa distinta, y que se necesita hacer apaños, porque las encuestas se desploman.
Lo que le ha pasado a Pablo Iglesias le ha pasado al resto de los nuevos en plaza. También Rivera ha tenido que cambiar a la carrera la intención de voto para que Susana Díaz fuera presidenta andaluza porque las masas se le amotinaban. ¿Y doña Susana? Doña Susana no entiende lo que está pasando. Ella sólo quiere que la dejen gobernar, como María Cristina, y resulta que no la dejan, después de haber sacado más votos que nadie, después de haberse quedado embarazada, después de haber prometido todo lo que le pedían, ahora le exigen que lo haga por escrito, ¿habrase visto gente tan maleducada?
El problema de estos tres pardillos, al que podría añadirse Pedro Sánchez, es que no saben la primera lección de la política electoral: el número de votos es siempre el mismo. Hay tantos de derecha, tantos de izquierda y tantos de centro. El problema es cómo se dividen ante las urnas. Hasta ahora, se repartían entre PP, PSOE e IU. Pero con dos más a repartir tocan a menos. Podemos, tras haber fagocitado a IU, quería fagocitar al PSOE y se veía disputando al PP La Moncloa. Ciudadanos, tras tragarse a UPyD, mordía al PP. Pero con Monedero, las elecciones andaluzas, las autonómicas, las municipales, hay que mojarse, y sus cuentas han resultado las de la lechera. Una pelea de todos contra todos. Menos Susana, que sólo quiere gobernar. Y no la dejan. Pero no hagan caso a las encuestas. Queda mucho partido. Incluso hasta el 24 de mayo.