POSTALES

Al presidente del Gobierno

Usted seguirá luchando para sacar al país de la sima en que lo dejaron quienes están dispuestos a dejarlo así de nuevo

José María Carrascal

Ya que todos mis colegas lo dan prácticamente por acabado, va a permitirme, señor presidente, que le alegre un poco la vida exponiéndole las ventajas que puede reportarle tal evento. Me atrevo incluso a vaticinar que lo mejor que puede ocurrirle en las circunstancias actuales es que pierda las próximas elecciones y tenga que irse a casa, donde seguro que estará mucho más tranquilo que en La Moncloa, con todo el tráfico de la A-VI al lado, aparte de poder contemplar cómo su popularidad sube como la espuma, aunque esto ya no sé si le importa mucho o poco.

Al día siguiente de que abandone el poder, el desasosiego se apoderará de bolsas y mercados mundo adelante, para ir aumentando conforme crecen las especulaciones sobre quién le sucederá. En el mejor de los casos, si, como se predice, el sucesor es don Pedro Sánchez, en cuanto empiece a poner en práctica las medidas que nos viene anunciando un día sí y otro también –derogación de la reforma laboral, retorno a la negociación colectiva de contratos, subida de impuestos a las clases acomodadas y cosas por el estilo–, la huida de capitales y el frenazo de las inversiones serán automáticas, mientras que la prima de riesgo pegará un salto de vértigo, hasta alcanzar niveles parecidos a los que tenía hace tres años. Y no le digo nada si se ve obligado a pactar con Podemos, porque en ese caso no descarto que volvamos a vivir el drama del 9 de mayo de 2009, cuando Frau Merkel llamó a Obama (que estará todavía en la Casa Blanca), al que hubo que despertar por la diferencia horaria, para decirle alarmadísima: «Ese chico de Madrid no atiende a razones. Haga usted algo para ver si deja de hacer locuras, porque España no es Grecia, y si no cambia puede hundir entera la Unión Europea». Con lo que tendríamos de nuevo al bueno de Barack al teléfono para decir a nuestro bisoño presidente que se deje de tonterías, que ya no está en campaña electoral, que ahora las cosas van de veras, y que se ponga de una vez a gobernar.

Lo que Pedro Sánchez haga en tal situación ya no me atrevo a vaticinarlo. A alguien que desde que saltó a la escena política dice siempre lo mismo, como si estuviera anunciando pasta dental o un detergente, es difícil imaginárselo en una situación real tan comprometida como esta. Me temo incluso que, a falta de otro argumento, nos dijera que la culpa es del PP por haber perdido las elecciones, como dijo lo de «miembras» en el Congreso.

Le cuento todo esto, señor presiente, para alegrarle el día y porque sé que usted nunca hará lo que aquí fantaseo. Usted seguirá luchando para sacar al país de la sima en que lo dejaron quienes están dispuestos a dejarlo de nuevo tal como lo encontró. Práctica para hacerlo tienen de sobra.

Con mi saludos, le deseo una buena semana. J. M.C.

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