HORIZONTE
Con Bono no paramos de mejorar
Esto de que al PSOE le huyan sus líderes fallidos es una tendencia. Y otro resultado colateral del zapaterato
La lista de cargos del PSOE de Castilla-La Mancha y del Gobierno de Rodríguez Zapatero que se están entregando a los brazos de Podemos es reveladora. Y no tanto por el peso político de esas personas. Sólo son cargos medios. Pero sí por el número y su concentración en la órbita de ese genio de la perfidia que responde al nombre de José Bono Martínez. Cabe imaginar las protestas de este hijo ilustre de Salobre ante las conclusiones a las que llevaba la crónica de Manuel Erice publicada ayer en ABC. Bono dirá que el que casi todos hayan estado en su entorno político es una mera coincidencia. Y que el sol salga todos los días por Oriente también debe de serlo.
Esto de que al PSOE le huyan sus líderes fallidos es una tendencia. Y otro resultado colateral del zapaterato. En 2000 Zapatero compitió por la secretaría general del PSOE con Matilde Fernández, Rosa Díez y José Bono. La primera dedica su vida ahora a la masonería en las filas de la Federación Española de la Orden Masónica Mixta Internacional Le Droit Humain-El Derecho Humano. Prueba pública de ello fue que el 8 de marzo de 2014, «Día Internacional de la Mujer», Fernández se exhibió públicamente junto a otros masones vistiendo con los disfraces propios de su orden para simbolizar que «la masonería defiende las causas de progreso, como los derechos de la mujer». Esperemos que no se distraiga y siga consagrada (con perdón) a esa causa. Rosa Díez tomó el portante y fundó Unión Progreso y Democracia, de cuyas desventuras están los lectores de ABC al tanto. Y quedaba Bono. Bono fue derrotado por Zapatero por la mínima y eso le dio derecho a seguir en el machito. Le ofrecieron la cartera de Defensa y en la Semana Santa de 2004 se fue a Washington, a la Secretaría de Defensa que dirigía Donald Rumsfeld, a asegurarles –antes de tomar posesión del cargo– que España cumpliría sus compromisos con la coalición en Irak –según atestiguan sus interlocutores norteamericanos de aquellos días–. Ya saben lo que ocurrió con las tropas españolas en Irak el día que Zapatero tomó posesión de la jefatura del Gobierno. Y Bono tuvo que dedicar el resto de su mandato en Defensa a explicar lo inexplicable. Algo que compaginó a fondo con emplear política y electoralmente los muertos habidos en el accidente del YAK. La talla moral del personaje quedó perfectamente perfilada.
Mientras hubo de donde recibir, Bono se mantuvo firme junto a Zapatero. Pero acabada esa época estimó prudente buscar alternativas. El PSOE de Sánchez no es para estadistas de su talla. Quizá tampoco lo hubiera sido el de Madina. Él está para grandes operaciones –incluso internacionales–. Y como es un hombre de Estado ha consentido la participación en sus operaciones de Rodríguez Zapatero. Por el bien de España. De su España. No paramos de mejorar.