EL ÁNGULO OSCURO

LA COMEDIETA SOCIALISTA

EL PSOE ha decidido sustituir el desparpajo saleroso de un Tony Leblanc por las logomaquias barulleras de un José Luis Ozores

Juan Manuel de Prada

COMO si fuera una comedieta con guión a la vez tronchante y sonrojante de Mariano Ozores, los socialistas han montado un zafarrancho para sacar con fórceps de su despacho a Tomás Gómez, después de insinuar que se ha montado o se lo ha montado en el famoso tranvía de Parla. Y Tomás Gómez, con ese irresistible desparpajo saleroso y chulángano –muy Tony Leblanc– que lo caracteriza, ha clamado:

–¡Por lo menos, que me devuelvan la miniatura de mi vespa!

Esta fijación de Tomás Gómez por los medios de locomoción le viene del trauma que sufrió cuando le reventaron con un aviso de bomba el mitin que se disponía a largar en un teatro y lo tuvo que largar desde un coche patrulla, utilizando el megáfono de los maderos. Fueron tantas las angosturas que pasó ese día que decidió –con ese talentazo cómico que Dios le ha dado– llevar el tranvía a Parla, para tener un sitio espacioso donde cobijarse cuando le volvieran a reventar un mitin.

Tomás Gómez estaba más quemado que un churrusco, pero la dirección socialista no se atrevía a fulminarlo, pues Gómez había probado más apego a su cargo que las lapas a la roca. Ahora, la dirección socialista se ha atrevido a sacarlo con fórceps del despacho, dejando caer además que se lo montó en el tranvía de Parla; insinuación, en verdad, chistosa, viniendo de un partido con un historial de corruptelas que Tácito no habría podido cobijar –¡ni haciendo resúmenes!– en sus Anales. Mucho más verosímil es que a Tomás Gómez se lo hayan cargado porque alguien haya considerado que no es el hombre adecuado para cerrarle el paso al comunismo, misión que la plutocracia internacional ya adjudicó al partido socialista en la Transición, según revelase Eberhard von Brauchitsch, gerente de las industrias Flick, que al parecer nutrieron de armamento a Hitler y de financiación al partido socialista. Lo cuenta en sus Memorias Santiago Carrillo, que interrogó a Von Brauchitsch en comisión parlamentaria:

–Tengo entendido que Flick fue condenado por el Tribunal de Nuremberg como criminal de guerra nazi. Y creo que usted es hijo del general que fue jefe del estado mayor de Hitler... Entonces, ¿cómo se explica que ustedes financien al PSOE?

A lo que Von Brauchitsch respondió sin vacilación:

–Tratábamos de cerrar el paso al comunismo y el partido idóneo era el PSOE.

Como antaño, el partido socialista vuelve a ser requerido para la misma misión, y Tomás Gómez es el primer damnificado. Pero hogaño el partido socialista es una comedieta de Mariano Ozores; de ahí que sustituya a Tomás Gómez por Ángel Gabilondo, el metafísico, famoso por expeler este trabalenguas frailuno: se puede ser ciudadano sin ser religioso, salvo que sea obligatorio ser religioso para ser ciudadano, pero también creo que se puede ser ciudadano siendo religioso. Pero ya sólo con esta distinción se vería que no se puede identificar sin más una cosa con la otra. Y además ocurre otra cosa: que la libertad religiosa supone también un espacio de elección, de opción, y yo creo que ser ciudadano no es una opción, una decisión, sino que es consustancial en un espacio democrático al hecho mismo de ser hombres en común. Y de ahí se deduciría que, lo de ser ciudadano o no, no es negociable, y lo de ser religioso o no, no es resultado de las opciones religiosas de cada uno».

O sea, que el partido socialista, para cerrar el paso al comunismo, ha decidido sustituir el desparpajo saleroso y chulángano de un Tony Leblanc por las logomaquias barulleras de un José Luis Ozores. Menudo chollo para las huestes de Pablo Iglesias.

LA COMEDIETA SOCIALISTA

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