HORIZONTE
La de la moralina
El respaldo de Tania no surgía de la ejemplaridad del compañero caído, sino de la candidez que le inspiraba Meyer
Desfachatez difícil de igualar es la que demuestra la diputada autonómica de Izquierda Unida en Madrid, Tania Sánchez, consorte de Pablemos. Las crónicas de Javier Chicote en ABC han ido descubriendo un entramado de corrupción que no es original de los comunistas de nuestros días. Es propia de los políticos que en cualquier tiempo se han creído inmunes al escrutinio público. Y lo que el genio literario de mi colega Álvaro Martínez ha descrito como «ese parque temático del comunismo», Rivas-Vaciamadrid, ha llegado a ser un nicho de atropellos de todo tipo en el que los gobernantes perpetuos se creen con derecho a saltarse las normas como forma de engrasar sus victorias. Como lo que algún día podremos ver en Marinaleda (Sevilla), otro municipio eternamente gobernado por comunistas, liderado por otro Sánchez –ya es casualidad– y que también está tomando el portante rumbo a Podemos –y eso ya sí que es demasiada casualidad...
Tania Sánchez ha hecho su carrera política al amparo del marqués del Pedroso de Lara, que le ha dado sus televisiones para convertirla en un personaje público que asestaba lecciones de ética y moralidad al resto de sus contertulios. Y lecciones daba, pero sin aprenderse el temario que impartía con notoria hipocresía. Recordemos el tuit que Sánchez dedicó a Willy Meyer, cabeza de lista de Izquierda Unida al Parlamento Europeo, el día que dimitió al hacerse público que el fondo de pensiones para eurodiputados del que era partícipe lo gestionaba una sicav en Luxemburgo. Decía el texto publicado el 25 de junio de 2014: «Dimitir para que no exista sombra de duda sobre lo que @iunida representa honra a @willymeyerIU. #coherencia» Ahora queda claro que el respaldo de Tania Sánchez no surgía de la ejemplaridad del compañero caído, sino de la candidez que le inspiraba Meyer. Él tuvo que irse porque había criticado la existencia de sicavs; y el fondo de pensiones que el Parlamento Europeo contrató para sus eurodiputados estaba vinculado a una sicav. Algo que Meyer no tenía por qué saber. Él contrató el fondo que el Parlamento puso a su disposición. Yo tengo contratado un fondo de pensiones para empleados de ABC, gestionado por BBVA, y no tengo ni idea de si sus inversiones últimas son en minas de estaño en Bolivia, en compañías de telefonía, en las florecientes empresas de mercenarios o en embotelladoras de burbujas con sede en Atlanta. Yo solo soy responsable de ser un empleado que tiene un fondo de pensiones voluntario en la compañía en la que trabaja. Lo mismo que Willy Meyer, al que los comunistas, en su mejor tradición, defenestraron.
Según Sánchez, Meyer dimitió para que no hubiese «sombra de duda». Ella ya no puede hacer eso porque en su caso no hay sombra de duda posible, hay certeza absoluta de que su hermano se lo llevaba a manos llenas con el amparo de ella y del padre de ambos. Y con el bolsillo amueblado iba a la tele a dar moralina con el amparo de Lara.