HORIZONTE
Y en el día de Reyes... Trevijano
Me lo encontré bajándose de su Rolls-Royce en el garaje de ABC, adonde venía a conspirar con el director del periódico
Antonio García-Trevijano Forte (Granada, 1927) ha sido el republicano de guardia durante los 39 años de reinado de Juan Carlos I. Y, por lo que parece, aspira a ejercer papel idéntico en el reinado de Felipe VI durante los años que le dé vida el Dios en el que dice no creer. En estos días ha publicado en la red un libelo titulado «Felipe VI: el discurso de la idiocia», con aspiraciones de descalificar el primer mensaje navideño del nuevo Monarca. Como ejercicio intelectual es curioso porque a primera vista achaca al Rey todos los males políticos de los gobiernos de los últimos cuarenta años. A lo que añade afirmar que España no es una democracia. ¿Querrá decir que este Rey reina y gobierna? Como teoría de un republicano estaría llena de originalidad. Porque le acusa de no intervenir en absolutamente todo lo que, según él, ocurre en el país: en la falta de separación entre Ejecutivo y Legislativo, en la falta de independencia del Tribunal Constitucional y el CGPJ, en la deuda, en la pobreza infantil y casi, casi, en el frío que hace este mes de enero.
Hay que reconocer a Trevijano su coherencia ideológica. Es republicano desde que tenemos noticia de su existencia en política. En 1974 impulsó la Junta Democrática Española con el PCE, el PSP, CC.OO. y el llamado Partido Carlista. Esa Junta se disolvió después en la Platajunta, de la que Trevijano fue coordinador ejecutivo, y que fue escuchada en la elaboración de la Ley de la Reforma Política. En aquellos días, Trevijano albergó en su finca «El Tamaral», en La Viñuela (Ciudad Real), a un Santiago Carillo entrado en España ilegalmente. Confieso que yo he dormido en la habitación que albergó a Carrillo en esa casa de campo –lo supe a la hora del desayuno–. Mas ya nadie podrá visitar ese punto evocador de la Transición porque la casa de «El Tamaral» ardió hasta los cimientos este pasado otoño.
Yo sólo he visto a Trevijano una vez en mi vida. Fue en 1995: me lo encontré bajándose de su Rolls-Royce en el garaje de ABC, adonde venía a conspirar con el director del periódico. Entre enero de 1995 y diciembre de 1996 el intelectual republicano publicó doce artículos en ABC. Urge aclarar que sólo dos de ellos eran originales para el diario. Los otros diez se habían publicado de víspera en «El Mundo» y se reproducían «por su interés». Lo que no está de menos recordar ante este último –y legítimo– ataque de Trevijano a la Corona. Y de los frecuentes ataques de aquel director de ABC a ABC. Recuérdese que él, que considera el suyo como «el ABC verdadero», creía que éste era un periódico para jalear a un republicano como García-Trevijano, para conspirar con él y para promover a un competidor como el diario «El Mundo», cuyos textos eran reproducidos un día sí y otro también, animando a comprarlo. Visto dónde está cada uno hoy, sólo cabe concluir que queda claro que Roma sí paga.