POSTALES

El pato cojo vuela

Obama, libre de la pejiguera de elecciones, está librando batallas que tenía en el cajón de su mesa, y no le está saliendo mal

José María Carrascal

Con tanta curiosidad como sorpresa, los norteamericanos están redescubriendo a su presidente. Y, como era de esperar, hay opiniones para todos los gustos. Los críticos que lo daban por amortizado –el famoso presidente «pato cojo» en su última etapa– están que trinan al verlo más activo que nunca. Quienes, en cambio, le ven retomar su agenda inicial están encantados. Obama, libre de la pejiguera de elecciones, está librando batallas que tenía en el cajón de su mesa, y no le está saliendo mal. Le hemos visto librar la del cambio climático, obteniendo en la última conferencia global la colaboración de China, gran contaminadora. Cambiar la política inmigratoria, otra de sus asignaturas pendientes, significa la regularización de millones de ilegales. Allá los republicanos si intentan bloquearla, pero deben tener en cuenta que ha hecho ganar a Obama 15 puntos entre los hispanos, una minoría cada vez con más peso en las elecciones. Su reanudación de las relaciones con Cuba le trae críticas furiosas de los exilados que nacieron en la isla. Pero el 68 por ciento de los que ya nacieron aquí –que son cada vez más, mientras que sus padres son cada vez menos– aprueban la medida. Aunque habrá que ver si ha dado un balón de oxígeno a los Castro o los ha enviado a la historia. En cuanto a su reacción ante el desafío de Putin en Ucrania, no está teniendo tan poco efecto como se pensó al principio. Rusia está al borde de la bancarrota, sin que Estados Unidos haya tenido que desplegar un solo soldado, como pedían muchos. Las cifras económicas son todavía mejores. El paro ha bajado al 5,8 por ciento, con 321.000 empleos creados en noviembre y un aumento de los salarios y de la hora trabajada. Lo que convierte 2014 en el mejor año desde que empezó la crisis. Por último, el líder norcoreano Kim Jong-un cometería un grave error si desoyera la advertencia de Obama de que «responderá proporcionalmente» al ataque cibernético lanzado desde Corea del Norte contra la compañía Sony por su película «The Interview», en la que se le ridiculiza, obligándola a retirarla de cartelera. Aparte de que para hacer el ridículo Kim Jong-un se basta y sobra por sí solo, la superioridad cibernética norteamericana es tan aplastante que, de proponérselo, puede paralizar todos los ordenadores norcoreanos, incluidos los que Kim usa para jugar. Y sus amenazas de que también él puede tomar represalias sólo pueden tomarse como lo que son: bravuconerías de niño maleducado. Tengo la impresión de que sus instructores, los chinos, tendrán que frenarlo de nuevo. Este Obama terminal está resultando un «pato cojo» que vuela alto.

Otra cosa es el conflicto racial, que acaba de traernos nuevas víctimas, esta vez dos guardias neoyorquinos a manos de un negro que quería vengar la muerte de sus hermanos de color a manos de la Policía. Eso no lo arregla un presidente. Se necesitarán por lo menos diez. Los problemas internos son más difíciles de arreglar que los externos. Que nos lo digan a los españoles.

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