HORIZONTE

UN DESTINO SINGULAR

Este libro no parece que vaya a publicarse en España. No vaya a ser que enseñe algo a alguien

RAMÓN PÉREZ-MAURA

«MI madre sabía que el Rey Boris había abierto una cuenta en Suiza, que finalmente ubicamos en un banco en Interlaken, un lugar al que le gustaba ir. Había en total, todo sumado, doce mil francos suizos de la época para cada uno de nosotros: mi hermana y yo. ¡Éste fue el fruto de sus economías [como Rey] de 1918 a 1943!» Simeón de Bulgaria acaba de publicar sus memorias «Un destin singulier» (Flammarion, París 2014) y es un libro que le convendría leer a nuestra clase política, especialmente los que tienen cuentas de origen incierto y saldos con cifras que cuesta leer. En un cuarto de siglo que estuvo en el poder el padre de Simeón acumuló la «fabulosa» fortuna de 24.000 francos suizos. Luego todo lo que tenía su familia en Bulgaria les fue expropiado por el Gobierno comunista. Y después de que sus bienes raíces les fueran devueltos por una decisión unánime del Tribunal Constitucional, las autoridades del presente vuelven sobre esos bienes. Eso en un país en el que mientras fue primer ministro, en ese espectacular giro histórico que quiso ejecutar Simeón II, cobraba un sueldo de unos 500 euros al mes y se pagaba de su bolsillo hasta la gasolina del coche oficial.

Conviene leer este libro por el patriotismo que demuestra quien decide mantener una bandera frente a 43 años de dictadura comunista. Una bandera que esencialmente servía para que cayesen sobre sus espaldas cargas originadas por los búlgaros del exilio. Y cuando al fin puede volver en 1996 y se ve recibido por una multitud de medio millón de personas en Sofía y cientos de miles más a lo largo de semanas por todo el país, el Rey del exilio comprende que si la clase política no le deja jugar el papel histórico que le corresponde, el que ya tuvo entre los 6 y los 9 años de edad, tendrá que jugar la carta electoral. Las calles demuestran que los búlgaros están con su Rey y él tiene que hacerse útil. Y como se hace una reforma constitucional exprés para impedirle ser candidato a la jefatura del Estado, Simeón se cuela por la puerta de atrás y se presenta a las elecciones legislativas de 2001 con apenas tres meses de preaviso. Y arrasa.

Este libro, definido como «autobiografía», es un repaso a toda esa vida. Tiene muchas páginas sobre la España a la que llegó en 1951. Habla de su relación con el general Franco y es políticamente incorrecto al mostrar su agradecimiento a quien le recibió con su madre y su hermana. Pero también de la fascinante Alejandría del Rey Faruk. De sus años como hombre de negocios, sus viajes y encuentros con personalidades de medio mundo, desde miembros de Familias Reales –empezando por su «hermano» Hassan II– hasta gobernantes de los cinco continentes. Y es también una crónica de su combate político y sus días como primer ministro, época en la que se reafirma en su europeísmo y que le permite concluir el libro considerando que ha tenido una vida completa.

Y, llegados a este punto… ¿Lo adivinan? Este libro no parece que vaya a publicarse en España. No vaya a ser que enseñe algo a alguien. Y ya no estamos para que los libros hagan eso. El libro, cuya edición original es en francés, fue presentado simultáneamente en Bulgaria. Ya hay planes para publicarlo en Turquía o Rusia. Pero aquí, entre las editoriales, no hay voluntad por empujar la venta de una autobiografía de un casi español, caballero de nuestro toisón de Oro, que es uno de los seres más singulares de la Europa del presente. Las empresas editoras que poseen televisiones han contribuido a crear un submundo literario en el que se editan las memorias de infraseres como Belén Esteban. O incluso las de María Teresa Campos. Que tienen la ventaja de no ilustrar a nadie.

Es España, año de Gracia de 2014.

UN DESTINO SINGULAR

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