UNA RAYA EN EL AGUAUNA RAYA EN EL AGUA

Gratis cueste lo que cueste

El debate esencial de la nueva comunicación no es entre el papel e internet sino entre la gratuidad y el pago

Ignacio Camacho

En el imaginario de la progresía no existe la contradicción porque el sedicente progresista se siente en el lado correcto de la vida. El que permite defender al mismo tiempo una cosa –por ejemplo, el principio de la libertad de información en internet– y su contraria –el dominio monopolístico de Google: 98%– sin vacilar en la autoatribución de las certezas. El que considera compatible la exigencia de una subida de la fiscalidad a las empresas con la indiferencia ante el hecho cierto de que el gigante de las búsquedas tributa en España 30.000 euros (no es errata) al año. El progresismo da la razón a Google porque es gratis, aunque gratis sólo significa que lo paga otro. Ya decía Churchill que la izquierda siempre es generosa con el dinero de los demás.

En el caso de la prensa, la gratuidad del buscador la sostienen los periódicos. Google no tiene un solo periodista en nómina. Google no tiene enviados especiales jugándose la vida en Irak, ni en Siria ni en Ucrania. Google no investiga la corrupción ni los paraísos fiscales. Google no contrata analistas políticos ni críticos culturales ni cronistas deportivos. Google no sostiene caras redes de corresponsales. Simplemente se aprovecha de todo eso para indexar el trabajo ajeno en su sistema de agregación ordenado según un algoritmo que continúa siendo secreto en la era de la transparencia. Y que casualmente prima a quienes contratan los servicios publicitarios que Google, el paladín de la gratuidad, vende.

Google, que abona en Francia 60 millones a los editores en concepto de ayuda tecnológica, prefiere cerrar su servicio de noticias en España antes que someterse a un mínimo canon. Pero los gurús del internet libre defienden al Goliath multinacional frente a las atribuladas empresas que en medio de la crisis luchan por la supervivencia que garantiza la información autónoma. Y que aspiran a cobrar una pequeña parte de los contenidos que se le enajenan sin contrapartidas.

El debate está desenfocado. La dialéctica de la comunicación en este tiempo no es la del papel contra internet sino la de la gratuidad contra el pago. Sin cobrar no pueden existir medios con suficiente masa crítica en ningún soporte. Y si se extinguen los medios independientes desaparecerá la libertad de información y quedarán los monopolios con su progresista negocio hegemónico.

Google News se va de España, vaya por Dios. Los dinosaurios del periodismo paleolítico cuya inminente desaparición vaticinan los arúspices de la vanguardia digital seguiremos aquí hasta que ustedes quieran. La agonizante prensa de pago aún sostiene en proporción publicitaria de 10 a 1 a sus propias ediciones gratuitas on line, las que teóricamente le van a dar la puntilla. Tal vez le alcance el tiempo para publicar en papel, como ya ha ocurrido, el estallido de alguna otra burbuja tecnológica. Los muertos que vos matáis, etcétera.

Gratis cueste lo que cueste

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación