PECADOS CAPITALES

La historia de Mercedes Coghen

Seis años y medio de cárcel pide el fiscal para Mercedes Coghen, una buena deportista metida a mala, pésima, política

Mayte Alcaraz

Mercedes Coghen despuntaba como jugadora de hockey hierba. Era una de las buenas. Tanto, que en 1992 fue campeona olímpica. Hasta que la política se cruzó delante de sus «sticks». En noviembre de 2006, el Ayuntamiento la nombra consejera delegada de la candidatura de Madrid a organizar los Juegos Olímpicos de 2016. Solo tardó dos meses Iñaqui Urdangarín en llamar a su puerta. En teoría, el marido de la Infanta Cristina acababa de dejar los negocios privados por orden de Zarzuela. Tanto que había creado la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social (FDCIS), organismo que iba a servir para que los niños discapacitados y excluidos tuvieran una vida mejor gracias al deporte. Solo sobre el papel. Porque en enero de 2007 Urdangarín contacta con la excampeona olímpica al olor del dinero municipal. Quedan para una cita en abril a la que también acude Diego Torres. Allí se habla de todo menos de filantropía: el Duque consorte ofrece servicios de lobby ante el Comité Olímpico Internacional para influir en la elección de la ciudad que organizaría los Juegos, que finalmente sería Río de Janeiro. El demoledor relato del fiscal Pedro Horrach (seis oscuras páginas de la trama madrileña de Nóos de un total de 575) no aclara si Mercedes consultó o no con algún responsable tamaña decisión o si se dejó llevar por la norma no escrita de que había que complacer a tan destacada personalidad en lo que pidiese.

El caso es que en octubre se firma un convenio que bien podría haberse denominado «Convenio para el saqueo del dinero de los madrileños». La Fundación Madrid 2016 y la FDCIS suscriben un documento marco que oculta quién, cuánto y a cambio de qué se paga. Pero que se paga lo demuestra el Ministerio Público: en módicas «donaciones» de 6.000 euros hasta alcanzar los 114.000 de fondos públicos transferidos a la Fundación de Urdangarín para que favoreciera la pesadilla en que se convirtió el sueño olímpico madrileño. No consta ni una sola gestión por parte del prestador de servicios. Si lo hizo no le acompañó la fortuna: en Copenhague el COI le dio una segunda y sonora bofetada a Madrid y su esperanza olímpica. Y aunque al menos desde junio de 2008 Torres y Urdangarin dejaron de prestar, si es que lo hubo, el asesoramiento esperado, la entidad madrileña siguió pagando hasta septiembre de 2009. A cambio de nada.

Hoy de la gesta de aquella deportista, a cuya hija todavía recordamos defendiendo junto a Raúl González la candidatura madrileña, solo queda una línea en wikipedia. Las referencias de la Fiscalía a su gestión del dinero público han eclipsado sus triunfos: Coghen hizo «dejación deliberada de sus funciones» y no solicitó justificación alguna a la adjudicataria sobre el destino de los fondos. El fiscal le pide 6,5 años de prisión. Dicen que todavía se pregunta por qué a ella.

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