HORIZONTE

Los palacios autonómicos

Ahora habrá que añadir a las definiciones de «palacio» del DRAE la de «adosado destinado a residencia del presidente de la Junta de Extremadura»

Ramón Pérez-Maura

SEGÚN el diccionario de la Real Academia Española, «palacio», en su primera acepción, es casa destinada a la residencia de los reyes. También se identifica como «casa suntuosa» para «grandes personajes», «casa solariega de familia noble» o «sitio donde el rey daba audiencia pública». Ahora habrá que añadir a las definiciones de «palacio» del DRAE la de «adosado destinado a residencia del presidente de la Junta de Extremadura».

El despropósito de nuestra vida nacional lleva a lanzar un sinfín de ataques a nuestra clase política por vivir, supuestamente, por encima de lo que les corresponde. Y, como lógica reacción al acoso padecido, José Antonio Monago, que no ha llegado a habitar el adosado en ningún momento, ha anunciado la puesta en venta de esta casa de 600 metros cuadrados ¡por dos millones de euros!

Que me disculpen los habitantes de la capital de Extremadura. No pretendo el más mínimo desprecio hacia Mérida. Pero a los que vivimos en algún barrio residencial madrileño entre los mejor valorados del catastro municipal no nos importaría que nos tasasen el metro cuadrado de nuestra vivienda como en esa parte de Mérida. Al final, no sé qué particular querrá gastarse dos millones en un adosado en Mérida. Con piscina, ciertamente. Pero sospecho que si el presidente Monago tiene que consumar su gesto populista, tendrá que acabar vendiendo su adosado a un precio muy diferente.

José Antonio Monago, asaeteado por los billetes de avión que gastó con arreglo a la legislación vigente, quiere dárselas ahora de «amigo del pueblo». Y nos recuerda que él no habitó nunca el adosado. Pero no habitar un adosado no luce nada. hay que decir que has renunciado a un palacio. Y como decir que se vende el adosado oficial del presidente de la Junta de Extremadura es hacer de menos a la grandeza de todos los extremeños, hay que mover Roma con Santiago para convencer a los incrédulos de que el adosado que fue de Rodríguez Ibarra y Fernandez Vara, mas nuca holló Monago, es en realidad un palacio. Con un par.

Podrían haber demostrado una mínima modestia y haber recurrido a ese concepto –inexistente en el DRAE– pero que será incluído a no mucho tardar: casa-palacio. Una casa-palacio es como se llama a la vivienda de un pretencioso con aspiraciones de ser adulado. Porque la casa es una cosa y el palacio otra muy distinta. Y la casa-palacio es, como mucho, un quiero y no puedo –concepto también ausente del DRAE.

Emilio Botín, abuelo de la actual presidenta del Santander, se compró en su día una maravillosa casa sobre la bahía santanderina, cuya arquitectura externa se conserva inalterable. Recibe el nombre de «El Promontorio» por el lugar que ocupa sobre la playa de Los Peligros y el Paseo de la Reina Victoria. La casa tiene hasta torreón con mástil y almenas. Todos los elementos que podrían haber llevado a cualquier hortera a llamarla palacio. Pero sus propietarios nunca la han definido más que como casa. La única vez que yo he oído otro término aplicado a ese edificio fue hace un par años, un día de movilizaciones sindicales. Un agitador, megáfono en mano, alentaba a las masas a «ir a protestar a las puertas del castillo de Botín». Recuerdo que ese día me quedé contemplando al energúmeno con la boca abierta. Ahora entiendo que en realidad, de polvos como estos vienen lodos como aquellos. O incluso peores.

Los palacios autonómicos

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación