EL RECUADRO
He almorzado con la ministra
Podemos no sólo ha sentado plaza de Casta, sino que hasta tiene su Pequeño Nicolás, que es un tal Errejón
Sé, señor lector, que ante usted he perdido muchos puntos (más que el Betis, que ya es decir) cuando ha leído el título que acabo de poner, porque aquí las cosas se empiezan por el principio, y no como otros, que ese es uno de los grandes problemas de España, que las cosas no se empiezan por el principio, y estoy ahora mismito pensando en la querella contra Más. Sé que he perdido puntos porque al saber que he almorzado con la ministra habrá pensado usted, con toda la razón del mundo:
–Ojú, ya está éste como los tertulianos de Madrissss, almorzando con la ministra para lo mismo que Luis Miguel Dominguín se acostó con Ava Gadner: para poder contarlo.
Y puede que haya usted añadido:
–No, si éste mucho largar, pero va a acabar como la Monja Jartible, de plató en plató...
No he de acabar, no. Ni Dios lo «premita», que contestó Lola Flores cuando le preguntaron si hablaba inglés. He almorzado ciertamente con la ministra Ana Pastor...pero junto a ciento cincuenta o ciento sesenta personas más, porque ha sido en los Encuentros de ABC en Sevilla. ABC me ha traído la ministra de Fomento a domicilio, como el chaval del Telepizza, lo que es de agradecer. Y he descubierto oyéndola que el papafritismo del PP llega hasta tal punto que no tienen nombrada a Ana Pastor como portavoz del Gobierno. No de ahora, que está la cosa chungaleta en las encuestas, sino desde el comienzo de los tres años de la mayoría absoluta más inédita que ha habido en la España contemporánea. Yo no sé en Madrid como se lo patrullará esta señora, pero aquí en Sevilla, ante nosotros los catetos de provincias, Ana Pastor nos demostró que sabe comunicar perfectamente, y no como otros, y no quiero señalar a esa máquina de perder votos que tiene el PP llamado Montoro, que cada vez que esa criatura abre la boca calculo yo que le echa una paletada de 200.000 o 300.000 votos más a Podemos. (Inciso: he descubierto que Podemos no sólo ha sentado plaza de Casta, con eso de «todo el poder para el jefe» y su camarilla, sino que hasta tiene su Pequeño Nicolás, que es un tal Errejón. Ya sólo les falta un Monago que sea un virtuoso en viajar gratis total a ver a su novia y la fotocopia del sistema que quieren destruir es perfecta.)
Ana Pastor dijo en ese almuerzo que tuve con ella (...y con 150 comensales más) que su Ministerio apenas ha podido hacer nada de inversiones gordas porque se ha llevado estos tres años de legislatura pagando las facturas atrasadas que los sociatas le dejaron. Añadió que uno de los problemas de España es que aquí la gente habla muchísimo de los temas de los que no sabe nada: léase Podemos o léase tertulianos. Y que su política en Fomento ha consistido en hacer lo necesario y dejarse de obras faraónicas: eso de que cada ciudad no sólo quiera que le lleven el Ave, sino que pare en una estación de 10.000 metros para arriba. Me encanta que Pastor haya sacado a España de las obras faraónicas de los aeropuertos para peatones. Yo creo que la única obra faraónica que le gusta a Ana Pastor es una verónica del Faraón de Camas, de Curro Romero, cuya foto dedicada le pienso llevar la próxima vez que la vea.
Desde el claro rincón de la provincia (cuenten, endecasílabo) digo que urge que hagan a Ana Pastor portavoz de este Gobierno que es el que peor vende sus logros del mundo y que se ha comportado durante tres años como el más cobardón del orbe para ejercer la mayoría absoluta, empezando por el aborto y siguiendo por el separatismo. Tal como está el panorama, todos los ministros deberían estar espurreados por las Españas dando el mismo cante que Ana Pastor. ¿Qué cante? Pues aquella canción de Augusto Algueró en el Festival de Benidorm: Comunicando, comunicando, comunicando. Porque, si no, nos van a comunicar otros que todo esto se ha ido al garete, por no decir al carajo.