PSOE

Rubalcaba y Chacón se cubren de «mimos» para escenificar su unión

La ministra de Defensa aduce que ella solo quiso defender que su partido no discrimina a nadie por razón de sexo o lugar de nacimiento

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón escenificaron ayer en Barcelona un entendimiento y un afecto mutuos de una manera poco habitual en política. Ni siquiera faltaron los abrazos y las carantoñas. Tan solo un día después de que la ministra de Defensa se insinuara como futura aspirante a la secretaría general del PSOE y abriera con ello un debate que todo el partido mantenía entre bambalinas hasta después de las elecciones, puso su mejor sonrisa y proclamó su apoyo cerrado al candidato.

Ambos sabían que tendrían que emplearse a fondo para recuperar la imagen de unidad a solo dos días de las elecciones. Tenían 24 horas para hacerlo porque la agenda de Rubalcaba se centró en Barcelona, la provincia por la que la dirigente del PSC es cabeza de lista. Hablaron del tema y siguieron el guión.

Ahora bien, el candidato dejó que fuera ella quien deshiciera el entuerto creado con su retador «a ver quién se atreve a decir lo contrario» que dejó caer cuando le preguntaron si una mujer catalana podía liderar el PSOE. «Trasladé una cosa sencilla -se justificó cuando le preguntaron-: en mi partido no se discrimina a nadie por ser hombre o mujer o por haber nacido en una parte o en otra». El candidato esquivó la cuestión. «Ya está bien explicado», dijo.

Venían de reunirse con el secretario general de UGT, José María Álvarez, y el secretario de Organización de Comisiones Obreras, Xesús González, y habían hecho una entrada peculiar en la sala donde esperaba la prensa: cada uno en un extremo del estrado y con caras circunspectas. Pero poco a poco trataron de enmendar la escena. «Los socialistas trabajamos para una cosa sola -insistió ella-: que el día 21 de noviembre el mejor, que es Alfredo Pérez Rubalcaba, pueda estar trabajando en su discurso de investidura».

De todos modos, la cabeza de lista por Barcelona recordó el peso de Cataluña como granero de votos socialistas, algo que, a su juicio, se debe tener en cuenta. «Si se descontaran los votos obtenidos en Cataluña (en 2008) por el PSC el presidente del Gobierno en esta legislatura hubiera sido Mariano Rajoy», avisó. Fue, sin embargo, en la comida mitin que compartieron en L'Hospitalet de Llobregat con el colectivo de mujeres del PSC cuando llegaron al paroxismo. Tras una breve intervención de Chacón, en la que reivindicó el papel de José Luis Rodríguez Zapatero y la exvicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega en la lucha por la igualdad, Rubalcaba pidió a la ministra de Defensa que le dedicara unos «mimitos». Y se besaron, se abrazaron y se hicieron caricias.

Herida sin cerrar

La brecha que separa tanto a ellos como a sus partidarios es aún así de sobras conocida y se hizo más evidente cuando Chacón decidió anunciar el pasado junio que no se presentaría a las elecciones primarias que se abrieron tras la debacle de las autonómicas y locales de mayo. Muchos no le perdonan que se presentara como víctima de un complot interno que había puesto en riesgo la estabilidad del partido y del Gobierno. Ahora tiene otra oportunidad.

El próximo lunes el PSOE celebrará la habitual reunión postelectoral de la ejecutiva en la que tendrá que decidir cuál es la mejor respuesta a un resultado que, de cumplirse las encuestas, será calamitoso. De ese encuentro saldrá la fecha -el 26 de noviembre o el 3 de diciembre- para el Comité Federal que tendrá que convocar el congreso extraordinario en el que el partido renovará su liderazgo; con toda probabilidad, a principios de febrero.

En el entorno del presidente del Gobierno siempre han asegurado que él tiene la voluntad de seguir ejerciendo como secretario general hasta el final para garantizar la neutralidad del proceso. Pero también es cierto que esa era su intención en las primarias y al final abdicó de esa responsabilidad convencido de que lo que menos convenía al partido era abrir una contienda interna, entre otras cosas, porque los ciudadanos no entenderían que con el país en una crisis alarmante los suyos se dedicaran a mirarse el ombligo.

En el entorno de Rubalcaba, con todo, también hay quien cree que Zapatero no puede ejercer ya de líder y tendrá que ser el mismo equipo que ha coordinado la campaña el que se encargue de pilotar el partido hasta que se celebre el Congreso.