Zapatero agasaja al emir de Catar con la vista puesta en sus inversiones
Espera que la rica monarquía árabe inyecte los 300 millones prometidos para las cajas de ahorro en breve
MADRID. Actualizado: GuardarAlfombra roja para recibir al emir de Catar, Sheik Hamad bin Khalifa Al Thani. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero tenía mucho que agradecer y mucho que amarrar. La pequeña pero riquísima monarquía absoluta del Golfo Pérsico ofreció un valioso balón de oxígeno a la economía española en un momento crucial con aquel compromiso para invertir 3.000 millones de euros en diversas empresas, 300 de ellos en cajas de ahorro, sellado el 28 de febrero en Doha. Y no faltaron agasajos.
La 'realpolitik' se impuso una vez más en la primera visita de Estado del soberano catarí. Aunque por medio se cruzara el espinoso asunto de Siria y aunque, según reza en un comunicado, Zapatero trasladara la «condena» de España a la «violenta represión de manifestantes pacíficos» en ese país de Oriente Próximo, la prioridad del Ejecutivo era avanzar en los esfuerzos para «intensificar» las relaciones económicas bilaterales con un país que tiene el tamaño de Asturias y una renta per cápita de 83.000 dólares anuales, la segunda más alta del mundo.
Los cataríes, que se han implicado en la operación internacional contra Muammar Gadafi y son aliados de Occidente en la lucha contra el terrorismo islamista, hacen equilibrios en lo que se refiere a las revueltas que le tocan más de cerca, en Yemen, en Barhéin, en Omán y también en Siria, y con las que, obviamente, no se sienten cómodos. De momento, no hay amenaza interna para la familia Al Thani, que se vanagloria de gobernar con la Constitución más abierta de la región; no permite partidos políticos, pero reconoce el derecho a la libertad de expresión -poseen la cadena Al-Jazeera-, de asociación, de culto y el derecho a un juicio justo.
Todos los países europeos aprovechan la coyuntura para seguir haciendo negocios. Y España no quiere quedar fuera; máxime ahora que están en juego 150.000 millones de euros en infraestructuras relacionadas con el Mundial de Fútbol de 2022.
Incluso la oposición se suma a la partida. El emir se entrevistó ayer con Mariano Rajoy en el palacio de El Pardo, la residencia de los jefes de Estado en visita oficial, y, según explicó el portavoz de política exterior del PP, Jorge Moragas, abordaron, entre otras cuestiones, las posibilidades que ofrece una buena relación económica.
También hubo un encuentro con el alcalde de Madrid, el popular Alberto Ruiz-Gallardón, quien afirmó que Catar «destaca entre las naciones de su entorno como un país abierto y moderado, animado por un permanente propósito de paz y de progreso». «Un progreso -dijo- que proporciona una envidiable prosperidad económica y una estabilida social que contrasta con las dificultades que padecen algunos de sus vecinos».
Colocarse en el mapa
Ya hay, según fuentes gubernamentales, empresas españolas que optan a licitaciones públicas. Y durante esta visita se ha firmado un acuerdo para la creación de un consejo catarí-español entre la Cámara de Comercio de Catar y el Consejo Superior de Cámaras. Pero habrá que esperar para conocer los frutos de este trabajo.
El Gobierno no quiso esta vez hablar de cifras y menos después del resbalón de China. El hecho de las autoridades de la república comunista reiteraran el pasado jueves su disposición a invertir en deuda pública y en la recapitalización de las cajas de ahorros no quita para que se intente evitar más confusión. Lo importante, sostienen en el Ejecutivo, es que España va generando confianza.
Hasta la fecha, del dinero prometido por Catar se ha concretado solo una parte, la compra del 6,16% de Iberdrola por 2.021 millones. Fuentes de la Moncloa aseguran que el resto también llegará, que el fondo soberano del país del Golfo lleva semanas hablando con las cajas y que en las próximas semanas cerrarán una operación.
Pese a los trompicones, y pese a lo controvertido que pueda resultar el afán por obtener respaldo financiero de regímenes autoritarios, el Gobierno está satisfecho de las gestiones coronadas por Zapatero con sus recientes visitas a Catar, China y Emiratos Árabes. «Por lo menos, estamos otra vez en el mapa», dicen con alivio fuentes del Ejecutivo.
El recuerdo de hace menos de un año, cuando «los fondos soberanos más importantes del mundo habían dado la espalda a España», dicen, está aún fresco. Ahora la tortilla se ha dado la vuelta. Rusia, que había prohibido comprar títulos del Tesoro, ha vuelto este mes a comprar deuda española. Y también los noruegos vuelven a confiar en la solvencia de España. Ahora Zapatero se centrará en la campaña para las elecciones del 22 de mayo, pero después volverá a viajar en busca de inversiones.