El temporal se llevó por delante ramas, sillas y hasta mesas de varias zonas de la ciudad. :: J. C. C.
Jerez

«He visto cómo volaban las sombrillas hasta quince metros»

El vendaval cogió por sorpresa a los jerezanos, que incluso tuvieron que ponerse a cubierto de las fuertes rachas de viento

JEREZ. Actualizado: Guardar
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«El tiempo está loco». Al menos, eso decía ayer una señora mientras se apresuraba a pasar por la calle Larga. Y es que después de que la jornada del martes amaneciera con un sol radiante, nadie se esperaba que pocas horas después el panorama se presentara totalmente diferente. De hecho, entre las 12 y 12.30 horas, el temporal azotó la ciudad con fuertes vientos y lluvias, hasta el punto de manifestarse en un pequeño tornado en la zona céntrica.

«Ha pasado todo tan rápido; no nos ha dado tiempo a quitar nada», aseguraba José Martín, propietario de uno de los bares de la plaza del Arenal. «Es más, he llegado a ver cómo volaban las sombrillas hasta quince metros en un momento; ha sido increíble. Lo malo es que ha roto varias sillas de madera, entre otras cosas».

Varios testimonios coincidían en que los hechos habían transcurrido en menos de media hora. Aunque, a pesar de la brevedad, algunos, como el estilista José Alvarez, llegaron a sentir algo de miedo, trasladándose incluso al negocio más cercano para comentar lo ocurrido. «He visto como todo volaba; el viento se llevaba por delante varias ramas de las palmeras y los árboles no paraban de moverse. Y la verdad es que he llegado a pasar algo de miedo».

El camarero Domingo López contó que el temporal se llevó tanto las sillas como las mesas de los bares por delante, «así, sin más». «Ha sido un huracán tremendo que ha tirado hasta los maceteros, ésos que pesan tanto». «Sí, sí», dice también Manuel Barea, ya jubilado, «se ha llevado un montón de cosas y a mí me ha asustado bastante, no voy a negarlo, pero menos mal que ha durado poco».

«Este viento, así tan fuerte, es como el que pasó por aquí hace dos años, dejando también algunos desperfectos por esta zona de la ciudad; aunque ese no lo viví en primera persona».

«Hace un rato me ha llamado mi marido para contarme lo ocurrido y todavía no me lo puedo creer». Eli García estaba algo asombrada. «Me ha pillado trabajando y no he visto nada», aseguraba mientras paseaba por el centro de camino a su casa, bajo un cielo prácticamente despejado. A pocos metros todavía quedaban los restos del pequeño tornado; «hay naranjas y hojas esparcidas por todo el suelo, y hasta un árbol caído muy cerca de la calle Corredera».

Al prejubilado Juan Luis Gallardo le cogió en las proximidades de la calle Lancería, mientras se dirigía a una reunión. «Abrí el paraguas y no sé para qué, porque se lo llevó el viento», tras lo cual optó por resguardarse en una tienda, «hasta que pasara lo peor». Aseguró que no se iba a quedar tranquilo hasta que llegara a su casa. «Ahora no llueve y el cielo está casi despejado, pero seguro que en breve empieza de nuevo. No me fío ni un pelo. De hecho, aquí en de los Sindicatos se ha caído hasta una chapa, que ha salido volando de la fuerza que tenían las rachas de viento».

Otros como Juan Jesús Sánchez dejaron de lado la labor que estaban realizando para poder resguardarse de lo que estaba cayendo. «He tenido que ponerme a cubierto de lo que empezó a soplar y dejar lo que estaba haciendo».

El mal tiempo, que retomó cierta normalidad a lo largo de la jornada, a pesar de las rachas de lluvia que no llegaban a durar más de 15 minutos, dejó prácticamente vacías las calles del centro.