La Comisión Europea adoptó ayer un reglamento muy esperado para rebajar los precios del roaming, es decir, las tarifas que los operadores de telefonía móvil aplican durante las llamadas telefónicas realizadas desde el extranjero. Una de las consecuencias prácticas de la nueva regulación, que ahora deberá ser debatida por los Veinticinco en pleno y por el Europarlamento, es que el coste de ese servicio se reducirá en un 70%, lo que significa que los usuarios se ahorrarán en total unos 5.000 millones de euros. Desde que asumió su cargo hace un año y medio, la comisaria de Sociedad de la Información y Medios, Viviane Reding, ha convertido este tema en una de sus prioridades. Frente a las exigencias de los operadores, decididos a defender sus lucrativos intereses, ha logrado establecer en su texto un techo en los precios mayoristas y minoristas (es decir, tanto aquellos que abona el consumidor final como los que se cargan las compañías entre sí por el uso de sus respectivas redes para conexiones entre países), lo que ha suscitado una gran polémica.
1,15 euros el minuto
El nuevo modelo establece que la tarifa por llamar desde un móvil de un país a otro podrá ser, como mucho, un 30% más cara que su coste mayorista. En la actualidad, según los datos que maneja la Comisión, por una llamada de telefonía móvil en itinerancia se paga una media de 1,15 euros por minuto, cifra cinco veces mayor a lo que les cuesta a las operadoras proporcionar ese servicio. Estos precios, que considera «injustificadamente altos», afectan, al menos, a 147 millones de la Unión Europea, de los cuales 37 millones son turistas frente a 110 millones de empresarios. El sector más afectado es el de las pymes, que ven mermada su competitividad.
Según fuentes comunitarias, una vez que la nueva normativa pase todos los trámites correspondientes y entré en vigor (la Comisión tratará que ocurra antes de 2007), será aplicable durante cuatro años. El motivo de esta limitación es que la mayoría de los reglamentos de telefonía móvil son temporales, y dejan de emplearse cuando el mercado asume el cambio como propio.
La decisión no se ha librado de críticas. La Asociación Internacional de Operadores de Telefonía Móvil aseguró ayer que la propuesta de la Comisión dañará la innovación y la competitividad, distorsionará los mercados nacionales, y hará que las compañías se vean forzadas a prestar servicios por debajo de su coste.