Hace ya algún tiempo que Ramón García, Ramoncín, no pone un disco ni en las estanterías ni en las mantas. Como él, otros señores de la Sociedad General de Autores y Editores tienen que comer y ganarse el pan con el sudor de el de enfrente. Es curioso como una sociedad privada en este país es capaz de poner impuestos sobre determinados bienes de consumo para su propio beneficio, y que repercuten en el bolsillo del consumidor.
Con la excusa de la piratería de discos y películas se decidió gravar con un canon el precio de los discos compactos y DVD, pero al parecer este impuesto no es suficiente para pagar la letra del Porshe de su presidente Teddy Bautista, así que ahora los consumidores deberemos pagar también a la Sgae por los discos duros de nuestros ordenadores, las tarjetas de memoria de nuestras cámaras, los reproductores de música digital, las impresoras y todo aquel chisme que pueda ser sospechoso de servir a los traficantes del arte digital.
Dicen que el que hace la ley hace la trampa y hoy podemos comprar todos estos productos en cualquier país de la Comunidad Europea exentos de este canon y de forma perfectamente legal, cosa que conocen perfectamente aquellos que «tuestan» cientos de copias de los útimos éxitos del cine y la música para abastecer las mantas que cubren las calles más comerciales de nuestras ciudades. Es decir, que al final, el coche de Eduardo Bautista y la gomina de Ramoncín la acaban pagando el padre de familia que le compra un ordenador a su hijo, el pensionista que se compra una cámara digital para recoger los recuerdos de su viaje del Imserso, o el profesional que almacena su trabajo en cualquier soporte digital, y si no teclea «ladrones» en tu buscador de Internet.
Animo desde aquí a la asociación de fabricantes de cuchillos que asusten al Ejecutivo para que imponga sobre sus cuchillos de cocina un impuesto ya que estos utensilios también se utilizan para cometer actos delictivos, algunos con resultado de muerte. Y así finalmente todos acabaremos viviendo del cuento chino y de decir por la tele que el «top-manta» está repercutiendo en los sueldos de los ejecutivos de Sony, en los cachés de los niños de OT y en la regularidad de los cambios de aceite del deportivo del Presidente de la Sgae.
Luis Barragán. Jerez