La Audiencia Nacional condenó ayer a 36 años de cárcel a Jesús María Etxebarria y Ángel Aramburu, los dos etarras que el 25 de junio patearon la cristalera blindada de la sala de vistas para intentar que el presidente del tribunal les expulsase. No lograron su objetivo porque el presidente ordenó a la policía que les esposase. El tribunal considera que ambos son los miembros del comando que el 2 de diciembre de 2002 colocó un coche-bomba, con entre 30 y 40 kilos de explosivo, en un aparcamiento subterráneo de Santander, que causó daños materiales.

Los dos etarras fueron detenidos el 17 de diciembre de 2002 a pocos kilómetros de Madrid, en un tiroteo en el que murió un guardia civil. El comando se dirigía a la capital de España con diez artefactos explosivos que pretendía colocar en distintos centros comerciales de la ciudad.