Rosa Pérez proviene de una familia conflictiva, sin apenas recursos. Con sólo 22 años es madre de dos hijos que le han sido arrebatados por los servicios sociales. Ahora, de nuevo embarazada, lucha con su compañero, Modesto, por abandonar la calle, donde viven, para poder ofrecer a su familia un futuro digno. Modesto intenta superar sus frustraciones con el cariño de Rosa y un equipo de fútbol, la selección española de gente sin hogar. Esta historia real como la vida misma es sólo una pequeña muestra de lo que acontece en España, donde ocho millones de personas viven con lo mínimo.

Vidas como la de Rosa y Modesto aparecen relatadas en el último documental de Chumilla Carbajosa, que cuenta con la producción del cineasta vasco Elías Querejeta y que verá la luz dentro de la serie documental El ojo de cámara. Canal Plus lo estrenará el próximo miércoles en horario estelar.

Cada día, millones de miradas se desvían cuando pasean por la calle y se encuentran con la gente sin hogar. Volver la cabeza es lo habitual, pero no para el director de la cinta, que se ha metido de lleno en la vida de estas personas. Carbajosa selecciona historias escalofriantes que van desde la de un búlgaro emigrado a España que vive de ir a los concursos de televisión como aplaudidor; un aristócrata arruinado que se refugia en aprender hebreo; o un hombre que prefiere pasar frío a tener que abandonar a sus perros para poder vivir en un centro de acogida.

Todas estas historias se entrelazan y tienen su contrapunto en la de Juan Carlos Gómez, que también vive en un albergue. Desde la sala de ordenadores del centro, descubre Internet y se adentra en el mundo de los mensajes instantáneos, a través del cual conoce a una valenciana de la que se enamora. Eso le hace comprender que merece la pena seguir adelante aunque sólo sea por llegar a conocerla.

Ese halo de ilusión salpica el documental, en el que los escogidos muestran su día a día. Los protagonistas no actúan, se interpretan a sí mismos. El director considera que hacer lo contrario sería engañar al espectador, «manipular la realidad». Por ello, afirma que ha pretendido «hacer la cámara invisible para dejar que la gente observe el día a día de la gente sin hogar».

Ayuda magistral

El proyecto de Chumilla Carbajosa ha tardado siete meses en llevarse a cabo, desde que se empezaron a buscar las historias hasta que se terminó de rodar. Tuvo la suerte de llegar a manos de Elías Querejeta y de encajar en la serie El ojo de cámara, que con títulos como En la cuneta, Voces encadenadas y Vivir sin ver pretende remover las conciencias y que los espectadores «se pongan al menos una hora en la situación de los desfavorecidos».

El productor y el director de la cinta se han puesto de acuerdo para tratar de conseguir que la historia «se escriba sola» y mostrar las cosas tal como son. El resultado ha sido «tan satisfactorio» que van a llevar el documental en su versión extendida a la gran pantalla.