Hace algunos meses conocí la existencia de la Concejalía de Nuevos Usos Sociales del Tiempo (NUST) del Ayuntamiento de Barcelona, incluso antes de saber el contenido de dicha Concejalía el nombre me cautivó, pensé si alguna vez vuelvo a ser concejal me gustaría serlo de NUST, que nadie se preocupe volver a la política no entra dentro de mis planes.
Pero el hecho de que existan responsables políticos que empleen su tiempo en favorecer una distribución más justa del tiempo de los demás me parece una labor que recupera lo que de bello y filantrópico tiene el ejercicio de la política. En su reciente comparecencia ante el Congreso de los Diputados, Inmaculada Moraleda, que así se llama la edil responsable de esta novedosa concejalía, desgranaba los motivos y razones que justifican su existencia, merece la pena su lectura. Que el tiempo es oro ya lo dice el refrán, pero atesorarlo es como querer llevar agua en un canasto de mimbre; ahora bien disponer de tiempo para la realización personal aporta salud y vida a la vida. Las mujeres pensamos que ese desarrollo personal vendría de nuestra incorporación a lo público y al mercado laboral, es cierto, hemos hecho un gran esfuerzo por estar en lo público sin desprendernos de lo privado y hemos pagado un alto precio por ello, nuestro tiempo. Y es que no hay nada en lo que las mujeres hayamos perdido más tiempo que en perder nuestro propio tiempo. Hablamos de conciliar vida laboral y vida familiar, en ese empeño estamos, pero no deja de ser una trampa, ¿Dónde queda la vida personal? Tiempo para el trabajo y tiempo para atender a la familia, ¿y nosotras qué? Hace poco un grupo de compañeras intentábamos hacer propuestas de conciliación en nuestro trabajo: flexibilidad horaria, banco de horas, trabajo por objetivos ; todo ello en función del cuidado de los hijos, de los horarios de colegio, de una posible tutoría, enfermedad , etc. No recuerdo ninguna justificación que no tuviese que ver con el papel de cuidadora, nada de hobbys, nada de crecimiento personal. Nuestro tiempo está dividido entre «nuestras» obligaciones como trabajadoras y «nuestras» obligaciones como madres, como amas de casa ¿Dónde está nuestro tiempo, el de verdad, el que te enriquece el alma y te hace sentir mejor?
Mientras se prime la presencia en el puesto de trabajo por encima de los objetivos, nuestro tiempo estará dividido y nuestra vida llena de renuncias. Hacer ciudad y hacer barrios es también permitir vivirlos y para el crecimiento personal o la participación social hacen falta además de ganas, tiempo.