La autorización de la entrevista entre el PSE y Batasuna ha sido la primera decisión de calado que el juez Baltasar Garzón ha tomado desde su incorporación, el sábado pasado, al despacho de la Audiencia Nacional, tras casi un año y medio de excedencia para dar clases e investigar en la Universidad de Nueva York.
El contenido del auto era muy esperado no sólo por las partes implicadas en el sumario judicial sino también por los partidos y los medios de comunicación. Unos y otros quieren saber si Garzón será el juez implacable con el entorno político y social de la banda terrorista que ha sido durante más de 15 años o si, como ya insinuó hace varias semanas, tendrá en cuenta el alto el fuego.
Aclaración
El auto de ayer es demasiado concreto para poder determinar si Garzón va a ser tan contundente en la aplicación de la suspensión de actividades de Batasuna como lo ha sido su sustituto, Fernando Grande-Marlaska. La resolución sólo trata de aclarar si una entrevista política entre partidos es legal o no y no si actos prohibidos por el auto como manifestaciones, homenajes, reuniones internas, etcétera pueden ser permitidos. El juez, en todo caso, mantiene como hace cuatro años que «Batasuna es ETA» y asume como propias de forma explícita todas las resoluciones emitidas en los últimos meses por Grande-Marlaska.