Dos de las numerosas pistas seguidas para localizar «contrarreloj» a la presunta asesina de al menos tres ancianas en menos de un mes en Barcelona, que apuntaban a su afición por las tragaperras y a su deje gallego, condujeron el pasado martes a la detención de Remedios S.S. mientras se encontraba jugando en el interior de una sala recreativa.
El inspector jefe de investigación de los Mossos d'Esquadra en Barcelona, Josep Lluís Trapero, informó ayer en una rueda de prensa limitada por el juez que instruye el caso, que ha prohibido a la Policía autonómica dar información, de algunos aspectos de la detención de la sospechosa, que con toda probabilidad no será puesta a disposición judicial hasta el próximo viernes.
Remedios S.S., separada, con dos hijos, y que trabajaba en un bar del centro de Barcelona, fue detenida cuando jugaba en una máquina tragaperras de un salón recreativo. Los Mossos, que durante días mostraron una borrosa fotografía de la sospechosa tomada por una cámara del metro a cientos de personas, habían recibido la orden de entrar e inspeccionar todos los locales de este tipo al tener conocimiento de que la mujer que buscaban, que había sido reconocida por un vecino de Sant Andreu, era aficionada al juego.
Testimonios
Este dato, junto con el testimonio de alguna de las mujeres agredidas -cinco, además de las tres fallecidas- de que su agresora parecía tener acento gallego, aceleró la detención de la sospechosa que, según ha dicho el inspector Trapero, era buscada desde la segunda agresión, a mediados de junio, porque ya se le relacionó con el primer asesinato cometido el 10 de junio. Una lesión cutánea en la mano derecha de la detenida, descrita por alguna de sus víctimas, también ha ayudado.
Trapero ha explicado, con las limitaciones impuestas por el juez, que a la investigación que inició el grupo de homicidios se sumó luego el grupo de atracos dado que el 'modus operandi' de ataque a las ancianas parecía ser el mismo y que inicialmente abrieron dos líneas de búsqueda, una en la localidad de Montcada i Reixac y la otra en Barcelona, donde controlaron sobre todo los medios de transporte con el objetivo de poder localizar a la sospechosa.