Su padre ha sido una auténtica institución en el motociclismo nacional, e incluso da nombre a una de las curvas más míticas del Circuito de Jerez. Antonio Sánchez Peluqui, hijo del emblemático piloto jerezano de motociclismo, mantiene viva la llama de la pasión de este deporte gracias a la afición que le inculcó su padre por el mundo de las motos.
No posee una Ducati pero Peluqui la conoce a la perfección: «Desde 1947 que se fundó, muy pronto entró en el tema deportivo que es donde ahora más destaca con la entrada en los últimos años en Moto GP».
Según el hijo del piloto jerezano, «es considerada el ferrari de las motos, ya no tanto porque es muy cara, sino también porque es la te ofrece en el tema deportivo más diversión y más alicientes». La historia de esta moto italiana es larga, tanto en campeonato como en la calle, y ni tan siquiera las más jóvenes, como la Aprilia, puede hacerle frente en el marcado: «Es la referencia del motociclismo deportivo europeo porque es la más antigua, aunque luego haya entrado Aprilia».
En cuanto a la competición, Sánchez declara de la Ducati que «en Moto Gp está en buenísimas manos. Tanto con Loris Capirossi, que es un piloto excelente y muy valiente, como en manos de Sete Gibernau». Sin embargo, el motero aclara que de la Ducati que «de todos maneras, el mundo de Ducati es el otro, el de las Superbikes, el de las motos derivadas de la calle».