Nos la vendieron como una zona de esparcimiento. Vale. Ahora como zona de ocio y de calidad -habla Pacheco en tono clasista, exclusivista y con diferenciación con respecto a otros comerciantes de la ciudad-. Bueno.
Pero hablemos en pronfudidad. Su aspecto, su imagen. No es la que era. No entro en dimes y diretes sobre si la estatutra ecuestre del General debe o no debe estar. Me refiero a su paisaje. Postmodernidad, cambio de aires o simplemente un salir al paso cuando lo importante es lo que bajo el firme se asientan; las plazas de aparcamiento.
Que me disculpen los estrategas del urbanismo y la arquitectura, pero dicha obra no es más que una catetada mayúscula que no la comprenden ni quienes la han hecho posible. Lineal y cuadricular, como la era del tito Francisco. Torres de cristal para acceder al subterráneo y exceso de palmeras que más bien parece los alrededores del Rose Bowl de Pasadena.
Si era necesario encontrar sitio para los miles de vehículos que cada día deambulan por las calles de Jerez puedo admitir dicha obra faráonica, pero que a la vez se remodelara una plaza con la imagen e historia de plaza Mayor de una urbe me parece un exceso de celo en la profesión de los ladrillos. Se ha acabado de un plumazo con años de la historia de una ciudad por mor de una obra. Que sí, que hay que renovar o morir, pero en este caso la renovación ha acabado en defunción.
Dónde está el entorno floral que exaltaba la estatua del General o la que estuviese.
En fin, queridos urbanistas de Jerez. Los despropósito en esta materia son cada día más habituales y el consenso sobre la futura Jerez queda en manos de unos pocos. Dónde están el resto de personas que saben de esto y con criterio. Espero que la próxima remodelación que se realice en nuestra ciudad tenga en cuenta algunos aspectos menos urbanístricos y más históricos.
Marcelo Jiménez Ruiz. Jerez